Autor Tema: Documentación para el Belén  (Leído 292886 veces)

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #90 en: 30 de Agosto de 2017, 16:46:32 »
2.5.3.5.– Las Guarniciones Romanas en Jerusalén

Desde el año 6 d.C. Judea fue una provincia romana; tenía gobernador romano, soldados romanos y funcionarios romanos. En Jerusalén había una guarnición de tropas auxiliares, es decir, una cohorte miliaria de caballería (cohors miliaria equitata), con 800 hombres de infantería y cuatro turmae de 120 jinetes (30 jinetes cada turmae) a las órdenes de un tribuno, un centurión llamado princeps (principal) y otros nueve centuriones más.

 

Este destacamento debía estar repartido entre el palacio de Herodes y la fortaleza Antonia, las dos construcciones que ofrecían más protección. Las relaciones con Roma eran frecuentes. Había romanos que vivían en Jerusalén, en misión oficial las más de las veces. En la guarnición de Jerusalén, por pertenecer la ciudad a una provincia regida por procurador, ni siquiera los oficiales eran romanos.
En Cesarea, en cambio, residencia del procurador, se hallaba la cohorte llamada itálica. Estas tropas acompañaban al procurador cuando éste pasaba allí la fiesta de la Pascua, en la que normalmente estaba presente un destacamento de soldados. De Roma procedían en su mayor parte los libertos, hechos prisioneros en la guerra de Pompeyo y liberados posteriormente. Tenían su propia sinagoga, la sinagoga de los libertos (a la que también acudían gente de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia), y se alojaban en una hospedería situada adyacente, sobre el monte Ofel. Entre los judíos de Roma y el Sanedrín jerosolomita existían relaciones epistolares constantes, y es más, la gran autoridad judía disponía de medios para llegar a oídos del Emperador, pues los judíos de Roma eran bastante ricos y poderosos.


El Procurador romano de Judea:
•   Tenía el supremo poder militar, aunque dependía del Legado romano de Siria.
•   Nombraba al Sumo Sacerdote.
•   Era también el agente de finanzas del emperador romano.
•   Recogía la totalidad de los impuestos que los judíos tenían que pagar al fisco imperial romano.
•   Bajo sus órdenes estaban los recaudadores de impuestos, respaldados por sus soldados.
•   La justicia ordinaria la ejercía el Sanedrín, pero el Procurador romano se reservaba la ejecución de la pena de muerte.
•   Residía en Cesarea, pero en las fiestas acudía a Jerusalén y vivía en la ciudadela militar, en el ángulo nordeste del Templo con la guarnición romana, una cohorte de Jerusalén. Era un sitio estratégico desde donde era fácil controlar a la multitud que acudía al Templo.
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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #91 en: 31 de Agosto de 2017, 07:50:05 »
2.5.3.6.– El Comercio en Jerusalén

Debido a la extensión de la protección militar y a la política colonizadora del Imperio Romano, la zona influida por Siria se extendía más hacia el este que en la actualidad. En Transjordania surgía una floreciente cultura. En efecto, la provincia de Siria, de la que entonces dependía prácticamente Judea, ocupaba, junto con Egipto, el primer puesto en lo concerniente al comercio entre las provincias del Imperio Romano. Debido a estas circunstancias, la situación para el comercio de Jerusalén resultaba favorable.

Jerusalén estaba situada en el centro de toda la Judea. Más aún, para los judíos de entonces, Jerusalén era el centro del mundo habitado, el punto central de toda la tierra, y por eso la ciudad era llamada el “ombligo del mundo”.
Además de su situación, la ciudad gozaba también de fáciles comunicaciones marítimas a través de los puertos de Ascalón, Jaffa, Gaza y Ptolemais, y además, distaba aproximadamente igual de todos estos puertos y ocupaba un posición central con respecto a ellos.

Sin embargo, Jerusalén no mantenía unas cómodas relaciones comerciales. A pesar de su céntrica situación en una provincia con próspero comercio y favorables comunicaciones marítimas, no se trataba más que de una apartada ciudad de montaña. En las montañas de Judea siempre han existido numerosas cuevas y escondrijos que han sido terreno favorable a la actividad de los salteadores. De hecho, en la época de Jesús se oían constantemente historias de bandoleros que actuaban en los caminos que iban a Jerusalén. El camino de Jericó a la ciudad santa, muy frecuentado y peligroso, era llamado “la carretera de la sangre”. (Precisamente es en este camino donde sitúa Jesús la parábola del buen samaritano). El pillaje era algo común en la comarca, aunque existía un tribunal especial que juzgaba los casos de robos y, al mismo tiempo, tomaba medidas policiales contra el mismo.

Pero la insuficiencia de comunicaciones de Jerusalén era mucho más grave aún que el peligro de los atracos perpetrados por los bandoleros. Las altas montañas que rodeaban la ciudad la convertían más bien en una fortaleza que en un nudo comercial. No existe en Jerusalén un sólo paso que atraviese la línea divisoria de aguas en dirección este-oeste; el más próximo se halla muy al norte. La comunicación de Jerusalén con el oeste, y sobre todo con el este, es difícil y poco cómoda. Jerusalén, por esta razón, no pudo constituir un lugar de paso para los productos de la rica Transjordania, floreciente en aquella época, ni ser el centro comercial para las tribus nómadas del desierto. Por consiguiente, el paso por el Jordán quedó totalmente descartado; lo mismo sucede con el que, no lejos de la desembocadura del Yabboq, establece comunicación con Samaría (Sebaste) por el wadi Far’ah. El principal comercio de Transjordania por el mar cruzaba el Jordán más bien por el sur del lago de Tiberíades, por la ruta entre Gadara y Tiberias, o 20 km aproximadamente más al sur, por la ruta entre Gadara y Escitópolis, o podía también atravesar el Jordán por el paso situado 12 km al norte del lago de Genesaret, por el puente Djisr Benât Yaqub, la via maris, la antigua ruta de las caravanas que unía Damasco con la llanura de Esdrelón.

Una sóla vía natural pasaba por los alrededores de Jerusalén: la ruta que iba en dirección norte-sur siguiendo la línea divisoria de las aguas, y que va desde Nablús (Neápolis, Siquén) a Hebrón. Con todo, esta ruta es una de las menos importantes para el comercio de Palestina. Sólo tiene importancia para el comercio interior. Todo comercio con países lejanos tenía que aspirar a alcanzar el mar, por lo que esta ruta norte-sur sólo tenía valor en el caso de un cruce con una comunicación este-oeste. Pero ahí era precisamente donde la naturaleza no había favorecido a Jerusalén.


Sin embargo, a pesar de esta situación geográfica desfavorable para el comercio, tuvo su importancia considerable en los negocios de la zona. Se puede decir que Jerusalén vivía gracias al Templo, ya que tres veces al año atraía gran cantidad de peregrinos judíos de todo el mundo, que necesitaban tener cubiertas las  necesidades básicas. Además el Templo por sí mismo, tenia siempre una demanda constante de servicios y de suministros procedentes de los comerciantes locales. Por lo que se puede decir que, estas necesidades fueron la columna vertebral de la economía de la ciudad, tanto es así, que algunos comerciantes se convirtieron en personas extremadamente ricas por el hecho de monopolizar el suministro de determinados temas. Así por ejemplo, la familia rica de Garmo, tenía el derecho exclusivo a hornear los panes del  ofertorio o de la proposición, para el templo. Otros comerciantes tejían la vestiduras sacerdotales, otros suministraban los perfumes para quemar (la familia Euthinos), los había que suministraban la madera para el fuego del altar, quien cuidaba de las cortinas del Templo y decidía cuando debían cambiarse por otras nuevas (Eleazar, estaba encargado de hacer las nuevas cortinas cuando era necesario) o hacían ornamentos sagrados para los sacerdotes y el templo, o eran orfebres que fabricaban vasos sagrados en oro u otros metales nobles. Incluso también existía un maestro fontanero que era el responsable del servicio de agua en el Templo. Y tampoco nos podemos olvidar de que en el Templo debería haber siempre un médico, que tenía que intervenir si algún sacerdote se hería en alguna de sus funciones. Y baberos para los que realizaran el voto nazireo.  Como podemos ver el Templo necesitaba de una gran cantidad de servicios.

Pero además de todo esto, como es lógico, existía un mercado para el pueblo, no solo de los productos básicos de manutención, sino también un mercado mas elitista, donde las familias de la alta aristocracia podía comprar objetos de gran valor. El conjunto de todo ello hizo que Jerusalén fuera una ciudad prospera, a pesar de su ubicación 

Sistema comercial
El grado de desarrollo comercial en que se encontraba Jerusalén en tiempos de Jesús es, en términos generales, el de una economía urbana, o economía de un período en que los bienes pasan directamente del fabricante al consumidor.
La profesión de comerciante era muy estimada. Incluso había sacerdotes dedicados al comercio. Y la familia del sumo sacerdote tenía negocios muy lucrativos.
Las mercancías eran transportadas a Jerusalén desde lejos por medio de caravanas de camellos, con frecuencia muy importantes. Para el comercio con las regiones vecinas se empleaban también asnos como bestias de carga. Dado el estado generalmente malo de los caminos, sólo se empleaban carros para las pequeñas distancias; Herodes mandó construir 1.000 para transportar las piedras destinadas a la construcción del templo. Los productos de los alrededores más próximos eran traídos a la ciudad por los mismos campesinos.


La seguridad de los caminos era un problema vital para el comercio. Herodes había procedido enérgicamente contra el bandolerismo entonces reinante. Procuró asegurar la tranquilidad en el interior del territorio y mantener en sus fronteras a las tribus limítrofes del desierto. En las décadas siguientes, el gobierno romano se preocupó también de proteger el comercio. Ya en la época primitiva existía una línea de protección contra las gentes del desierto. Bajo la dominación de Trajano, los romanos emprendieron de nuevo la protección de las fronteras levantando el limes.
Una vez en Jerusalén, el comerciante debía satisfacer los derechos del recaudador que había tomado en arriendo la aduana del mercado de la ciudad. Ciertamente, los recaudadores, como se indica en los evangelios, eran en su mayoría judíos. El cobro de derechos era inexorable.

Una vez pagada la aduana se vendía el producto en el bazar correspondiente a la mercancía en cuestión. Había varios mercados: de cereales, de frutas y legumbres, de ganado, de madera, etc. Existía un mercado de reses cebadas e incluso había un lugar especial para exposición y venta pública de los esclavos; allí se exponían y vendían los esclavos. Los vendedores finales atraían a su clientela ponderando la mercancía, y la animaban a comprar haciendo la propaganda a gritos. En el momento de la compra había que prestar gran atención al peso, pues Jerusalén tenía su propio sistema. En Jerusalén se contaba principalmente por qab, y no, como en otras partes, por décimas. Por lo demás, esta medida del qab tenía claramente un valor especial. La medida superior de capacidad, la seah, era en Jerusalén un quinto mayor que la “del desierto”, y, en contrapartida, resultaba un sexto menor que la seah de Séforis. Para hacer las cuentas, los comerciantes y peregrinos podían cambiar su dinero en los puestos de los cambistas. Por supuesto, Jerusalén tenía también monedas propias: son los ma’ah de Jerusalén y los sela’.


Sobre las transacciones comerciales, aparte de las prescripciones generales sobre la santificación del sábado y el comercio con los paganos, regían en Jerusalén prescripciones especiales. Sobre todo se vigilaba severamente la importación de reses, carnes y pieles impuras. Los precios en Jerusalén eran especialmente altos, y los terrenos cercanos a Jerusalén eran especialmente caros.
La policía del Templo se encargaba de garantizar el orden en el comercio. Había encargados, tasadores y vigilantes del mercado. Se establecían dictámenes de los jueces en materia comercial y los sacerdotes tenía amplia jurisdicción para conseguir variar el valor o precio de los productos sacrificiales del templo.

Junto al tradicional productor que entregaba directamente su mercancía a los vendedores de los bazares, también había comerciantes ambulantes por Jerusalén que vendían especias (eran llamados taggerê jarak, o comerciantes de granos tostados). También había grandes comerciantes; se entiende por tales a hombres de negocios que tenían empleados a su servicio y que viajaban. Eran éstos, principalmente, los que se servían de la “sala de cuentas” de Jerusalén. Evidentemente, allí se realizaban también negocios monetarios en gran escala. Se decía que, después de las grandes operaciones, podía suceder allí, al saldar las cuentas, que uno hubiese perdido toda su fortuna. Por eso los comerciantes de Jerusalén prestaban gran atención al momento de las cuentas; no firmaban antes sin saber quienes eran los cofirmantes.

Comercio de la Ciudad Baja
En la Ciudad Baja, el mercado, se hace al aire libre, a lo largo de las calles, en ellas se situaban los artesanos, los tejedores, carpinteros, panaderos, sastres, etc.. y tienen numerosas tiendas donde venden los alfareros, los tintoreros. Aquí también ponían sus tenderetes (la mayoría con toldos, para preservase ellos y los productos del sol), de frutas y verduras, pescado seco, carnes de animales, así como ropa, telas, perfumes, calzado, etc... Dando un aspecto de bazar multicolor.


Este mercado al tener productos perecederos, se colocaba todos los días laborables. El sábado, día de descanso, las calles de esta zona, aparecía más tranquilas

En Jerusalén casi todos los artesanos estaban organizados en grupos según su oficio trabajando la mayoría de ellos en tiendas, cuyas puertas se abrían de par en par a la calle para mostrar sus productos.
En cuanto a los pocos agricultores de Jerusalén, al igual que cualquier agricultor rural, salía cada mañana para cuidar sus cultivos. La mayoría de ellos trabajó en los ricos olivares que rodean las laderas de sus montes. La aceituna era la única exportación de la ciudad.

La Ciudad Alta
En esta zona de Jerusalén se encontraba la “Agora Alta” recinto en forma de rectángulo abierto por uno se sus lados, mientras que los otros tres estaba cerrado y rodeada de pórticos, con sus arcos de estilo romano. En este lugar es donde se ubicaban las tiendas de los comerciantes de artículos de lujo: los destiladores de perfumes y aceites caros, los mejores sastres y comerciantes de seda, los orfebres, los plateros, los comerciantes de marfil, incienso, joyas y piedras preciosas. Y una audiencia pública para el mercado de puestos en el centro. Este lugar a su vez, era el "forum", lugar en el que los ciudadanos se reunían para efectuar  su comercio y sus negocios.


Otro lugar de reunión para los negocios, estaba situado en el Monte del Templo. Era el "Salón Real" construido por Herodes (uno de los edificios más grandes en todo el Imperio Romano), que actuaba al modo de basílica romana.

También existía un mercado en el lado norte del viaducto que unía la ciudad alta con el Templo, dentro de la segunda muralla. Allí había unos pabellones formado por pórticos en unos de los laterales y octogonales en el centro dedicados al mercado.   


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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #92 en: 31 de Agosto de 2017, 13:11:10 »
2.5.3.7.– Peregrinaciones a Jerusalén

El movimiento de extranjeros en Jerusalén mostraba grandes variaciones que, sin embargo, permanecían casi constantes en los distintos años. La época de los viajes comenzaba hacia febrero o marzo, lo cual estaba relacionado con el clima. En estos meses terminaba la época de lluvias y sólo entonces se podía pensar en viajes; antes constituían un gran obstáculo los caminos mojados. También Jerusalén veía a la mayoría de los extranjeros durante los meses secos, es decir, de marzo a septiembre aproximadamente. Durante estos meses crecían enormemente el número de extranjeros tres veces al año, en las fiestas de peregrinación, que reunían a peregrinos de todo el mundo: las fiestas de Pascua, de Pentecostés y de los Tabernáculos. El punto más alto se alcanzaba todos los años en la Pascua.

 

Una vez pasada la época de las lluvias, cada uno hacía sus preparativos. El comerciante preparaba sus mercancías. El que iba a Jerusalén por motivos religiosos, por ejemplo, a una de las fiestas, aprovechaba la ocasión para llevar a la ciudad santa sus tributos (incluido el segundo diezmo, que era el que tenía que ser consumido en el interior de la ciudad). Estos son los tributos que debían ser llevados a Jerusalén: el impuesto de las dos dracmas, los bikkûrim (primicias; aunque, de ordinario, eran enviadas colectivamente a Jerusalén por cada una de las 24 secciones sacerdotales) y el segundo diezmo. Los habitantes judíos de países lejanos, como Mesopotamia, empleaban las caravanas de las fiestas para transportar el dinero del templo. Se llevaba asimismo a Jerusalén la parte correspondiente de la masa panificable, aunque no era necesario, pues se podía entregar al sacerdote del lugar. Pero, en cualquier caso, todo israelita llevaba consigo a Jerusalén, en especie o en dinero, el segundo diezmo.

También formaba parte de los preparativos el buscarse una compañía para el camino. En efecto, a causa del bandolerismo reinante, un particular no se atrevía a hacer solo un largo viaje. Para las fiestas se formaban grandes caravanas.

 


Generalmente el viaje se hacía a pie. Evidentemente, el viaje se hacía más corto sobre un asno. Pero muy raramente se usaba un medio de locomoción para ir o regresar de Jerusalén. Era costumbre general hacer las peregrinaciones a pie. Y además, se consideraba meritorio.


Los caminos eran en general malos. Mientras el sanedrín, como primera autoridad nacional, los tuvo a su cuidado, no se hizo gran cosa en este aspecto, pero al ocuparse de ellos los romanos, la situación mejoró bastante. Parece, sin embargo, que la ruta de los peregrinos de Babilonia (que partía de Jerusalén hacia el norte) siempre fue objeto de mayor cuidado. Herodes el Grande se esforzó en lograr su seguridad. Estableció en Batanea al judío de Babilonia Zamaris, el cual protegía contra los bandoleros de la Traconítide las caravanas que venían de Babilonia a las fiestas.

 

Un viaje semejante, máxime si se hacía en una gran caravana, tenía que contar con interrupciones y retrasos. Los que volvían de la fiesta de los Tabernáculos (celebrada en el mes de tishri), debían alcanzar el Eúfrates antes de entrado el marjesván, el mes siguiente, lo que significa que en medio mes más o menos debían recorrer la nada despreciable distancia de 600 km, si no querían que les pillasen las primeras lluvias.

El hospedaje en Jerusalén
Una vez llegados sanos y salvos a Jerusalén, había que buscar albergue. Generalmente no era difícil encontrar alojamiento en uno de los albergues de la ciudad; toda localidad un poco grande los tenía. Los miembros de las comunidades religiosas, como esenios o fariseos, eran recibidos por sus amigos. Los habitantes de Cirene, de Alejandría, de las provincias de Cilicia y de Asia se alojaban en la hospedería unida a su sinagoga, emplazada sobre el Ofel. Pero en los días de fiesta era muy difícil encontrar alojamiento. Pocos eran los extranjeros que poseían casa propia en Jerusalén. Los príncipes extranjeros de la familia herodiana, que acudían a Jerusalén para las fiestas habían preparado un alojamiento permanente en el palacio de los Macabeos, situado inmediatamente sobre el Xisto, y los príncipes y princesas de Adiabene en sus palacios construidos sobre la colina oriental.


Uno de los diez milagros que se contaban sobre la ciudad en aquella época era el que todos los fieles encontraban alojamiento sin que jamás uno tuviese que decir a otro: “La aglomeración es tan grande, que no encuentro dónde pasar la noche en Jerusalén”. Una parte de los peregrinos podía alojarse en la ciudad misma; sólo la explanada del templo quedaba excluida como lugar de alojamiento. Pero es muy posible que las dependencias del templo ofreciesen alojamiento a los peregrinos. Sin embargo, aun teniendo esto en cuenta, no era posible alojar a todos en el interior de los muros de la ciudad. Otra parte podía alojarse en las localidades vecinas, por ejemplo en Betfagé o Betania. (Allí es donde se hospedaba muchas veces Jesús). Pero la mayor parte de los peregrinos tenía que acampar en los alrededores próximos de la ciudad (y no se puede pensar que pasasen las noches al raso porque al menos en la época de Pascua las noches eran bastantes frías).
La industria del hospedaje vivía casi exclusivamente de los peregrinos; éstos se alojaban las más de las veces en grandes espacios con sitio para las cabalgaduras y bestias de carga. Ahora bien, los asistentes a la fiesta de la Pascua, de los tabernáculos y de la ofrenda de las primicias, estaban obligados a pasar la noche en Jerusalén. La ciudad propiamente dicha no podía cobijar a tal multitud de peregrinos. Así que para que éstos pudiesen cumplir esa prescripción se ampliaba tanto el recinto de Jerusalén que incluso comprendía Betfagé. Es lo que se llamaba la “Gran Jerusalén”. Esta concesión no era válida para el octavo día de la fiesta de los Tabernáculos y apenas valía cuando se presentaban las primicias. También había una prescripción que prohibía alquilar las casas de Jerusalén, pues eran propiedad común de todo Israel, y ni siquiera las estancias para dormir. Por eso muchos hosteleros obligaban a dejar algún tipo de pago (normalmente pieles), lo cual, a pesar de las prohibiciones significaba un rentable negocio.   

 

El carácter festivo y el estar descansados, producían una cierta euforia en la multitud, que junto al gran hacinamiento y el malestar por estar sometidos a los romanos (que para colmo, no creían en su Dios), era un caldo de cultivo para provocar con frecuencia brotes de violencia y de rebelión contra el pueblo romano. Esto hacia que en más de una ocasión, la gran masa de peregrinos haya sido manipulada por los nacionalistas celosos o aspirantes a Mesías para provocar la revuelta. Por estas razones, los gobernadores romanos se hacían presentes durante estos días ,con un gran destacamento militar, que en parte era acuartelado y otra parte se les colocaba en los lugares más estratégicos de la ciudad.

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #93 en: 31 de Agosto de 2017, 13:27:04 »
2.5.3.8.– Los Alrededores de Jerusalén

Los alrededores de Jerusalén eran ricos en olivares. Los olivos ocupaban el primer lugar entre los árboles y plantas de la ciudad y sus alrededores. El suelo era muy apto para el cultivo de este árbol. De hecho, en tiempos de Jesús estaban los olivares mucho más extendidos que en la actualidad. Diversos nombres de la ciudad están compuestos con “aceite”, “aceitunas” y “olivos”. Al este de la ciudad se encuentra el Monte de los Olivos (llamado también Monte de los Olivares, Montaña de las Aceitunas, u Olivete; en hebreo tûr zêta). Aquí las plantaciones eran de una especial importancia y número. También consta que al sur de la ciudad existían olivares, en el valle Hinnón. Se disponían numerosos lagares en las afueras de la ciudad, por todas partes. (Tiene particular curiosidad el hecho de que Jesús se alojó varias veces cuando estuvo en Jerusalén en el Monte de los Olivos, en una finca llamada Getsemaní palabra hebrea que significa “lagar de aceite”. Se comprende que lo hiciese; las fincas de este tipo abundaban mucho en la ciudad, y además, el Monte de los Olivos era un lugar muy frecuentado por los galileos durante sus peregrinaciones festivas).

 

Al norte existían multitud de huertos, con sus cercas y vallados. Toda la parte norte, desde hacía mucho, estaba llena de jardines (o más exactamente de huertos). Por eso había una puerta en la ciudad que recibía el nombre de Gennath, Puerta de los Jardines, y que estaba situada en la primera muralla septentrional.
Dos kilómetros escasos al este de la ciudad se encontraba la aldea de Betania. Entre Jerusalén y Betania había numerosos árboles. Betfagé, la aldehuela próxima a Betania, tiene un nombre que traducido significa “casa de los higos verdes”, lo que indica la importancia de las plantaciones de higueras en esa zona. Al sudeste, el curso inferior del valle Cedrón era especialmente idóneo para el cultivos de huertos. Ciertamente, el valle Cedrón era un wadi que sólo tenía agua en invierno, como aún hoy. Sin embargo, recibía un riego peculiar. Un canal suministraba la sangre de las víctimas sacrificadas en el templo y era conducido a estos huertos, sirviendo además de inmejorable fertilizante.

Sobre la colina occidental de valle Cedrón, al sur de la explanada del templo, se cultivaba sin duda la vid. Más hacia el sur, por debajo de la piscina de Siloé, los huertos del valle Cedrón recibían las aguas de la fuente de Siloé (en realidad, la fuente nacía más al norte, en la fuente de Guijón). En la confluencia de los valles Cedrón e Hinnón se encontraban, ya desde muy antiguo, los jardines reales, en los cuales nacía una fuente: En-Rogel. En estos jardines se hallaban los lagares reales.

Al sudoeste de la ciudad, una aldea llamada Erebinthon oikos alude al cultivo de garbanzos.

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #94 en: 01 de Septiembre de 2017, 07:39:26 »
2.5.4.– Caesarea Marítima

Caesarea Marítima, llamada también Cesarea Palestina, y originalmente sólo Cesarea, es un una antigua ciudad que fue construida por Herodes el Grande hacia 25-13 a. C. Se encuentra en la costa de Israel, a mitad de camino entre Tel Aviv y Haifa, en un lugar anteriormente llamado Pyrgos Stratonos ("Torre de Stratos" o "de Strato"; en latín Turris Stratonis).


Cuenta el historiador Flavio Josefo que en el lugar había un pequeño puerto fenicio, hasta que el Rey Herodes el Grande construyó la ciudad de Cesarea del 22 al 10 a.c. Llamada así en honor a su patrón político, el Cesar Octavio Augusto. La máxima obra de Herodes en Cesarea fue la construcción del gran puerto artificial. En el año 6 d.c. el hijo de Herodes, Arquelao, fue despojado del poder por los romanos y enviado al exilio en Galia, a partir de entonces gobernaron los procuradores romanos, asentados en Cesarea, entre ellos Poncio Pilatos.

 
Hipodromo

Herodes no descuidó su nueva ciudad: su palacio en Cesarea fue construido en un promontorio al lado del mar, con un estanque decorativo rodeado de stoas. La vida civil de la nueva ciudad comenzó en el año 13 a.C., cuando Cesarea fue convertida en la capital civil y militar de Judea, y la residencia oficial de los procuradores y gobernadores romanos. Los restos de todos los edificios principales erigidos por Herodes perduraron hasta finales del siglo XIX.

 
Acueducto


La ciudad se describe detalladamente en la obra del historiador judío Flavio Josefo (Antigüedades judías XV.331ff; Guerra judía I.408ff), ya que la masacre de judíos que tuvo lugar allí fue el desencadenante de la Gran Revuelta Judía.

 
Teatro

Las trifulcas entre los habitantes judíos y paganos de Cesarea en el año 66 d.c., fueron uno de los detonantes de la Gran Rebelión de los judíos contra Roma. En el año 70 d.c., luego que los romanos aplastaran la rebelión y destruyeran Jerusalén, Cesarea pasó a ser la capital de la provincia..


Una representación de Cesarea en el Belén del 2016 de la Casa de la Juventud en Alcalá de Henares. Obra del Genial compañero elplaymobilcapillita


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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #95 en: 01 de Septiembre de 2017, 08:05:10 »
2.5.5.– Cafarnaúm

Cafarnaúm, Cafarnaún o Capernaúm  era un antiguo poblado pesquero ubicado en Galilea, en Israel, a orillas del mar de Galilea, también llamado lago Tiberiades o Kineret. La Cafarnaúm de tiempos de Jesús se encontraba situada en un lugar estratégico y privilegiado. En la orilla noroeste del Kinneret, el mar de Galilea, a unos 210 m bajo el nivel del mar Mediterráneo. Distaba 16 km de Tiberíades (Tiberias), 3 km de Tabgha y 5 km del punto en que el río Jordán vierte sus aguas al lago.


Las ruinas se extienden unos 200 a 300 metros en el sentido longitudinal de la costa, y no más de 110 metros hacia el interior desde la playa. En total la superficie no superaría los 60.000 metros cuadrados.

La via Maris, o camino del mar, que los romanos convirtieron en una de las calzadas del imperio, y que unía Damasco con la costa mediterránea y el sur, pasaba a unos 100 m al noreste de los restos de la actual sinagoga. Un miliario encontrado, de época posterior, en tiempos del emperador Adriano, atestigua la existencia de la vía y su importancia romana.

El lugar era especialmente propicio para la pesca. Cafarnaúm estaba situada en un litoral con abundancia de peces, que se extendía hasta Tabgha. Se ha encontrado también una gran abundancia de vajillas y mobiliario de piedra, lo que indica la existencia de una industria pétrea típica. También restos atestiguan la existencia de una industria de producción de vasijas de vidrio, así como de aceite (se han desenterrado prensas para las olivas). Otra de las ocupaciones lógicas era la agricultura.


El plano del poblado era bastante regular. A ambos lados de una amplia calle con orientación norte-sur, surgían pequeños barrios o islas, limitadas por pequeñas calles transversales y callejuelas sin salida. Los muros eran construidos con toscos bloques de basalto y reforzados con piedra y barro. No se observan grandes diferencias de nivel económico.

 

Las viviendas siguen una disposición caótica en torno a grandes espacios centrales o patios interiores, con estrechas callejuelas y pasadizos reptando tortuosas entre medias. En las casas no se encuentran restos de atrios y triclinium o comedores de respeto. Las jambas de las puertas se muestran poco sólidas y seguras.

Las casas privadas hasta ahora excavadas eran humildes celdas que recibían luz a través de una serie de aberturas o ventanas bajas. Eran habitaciones con techos ligeros, agrupadas alrededor de un patio grande. Este patio abierto comunitario era el punto más amplio e importante, debido las condiciones climáticas de la zona, donde en verano la temperatura alcanza 35° C. Las piedras para moler y los hornos hecho de tierra refractaria, estaban siempre en el patio. En torno al patio abierto había escaleras de piedra para ir a las terrazas.

 

Como mobiliario los arqueólogos han desenterrado numerosas vasijas de piedra, pero no muy grandes: sencillas jarritas, tazas o cuencos hechos a mano o fabricados con ayuda de un pequeño torno. Las lámparas eran sencillas, carentes de decoración, o todo los más con sencillos motivos florales. La cerámica encontrada, al parecer, procedía de la aldea de Kefar Hananya, en la Alta Galilea, y constaba de cazuelas, pucheros, cántaras para el agua y jarras de diferentes tipos. No eran muy frecuentes objetos más refinados como platos, fuentes y tazas..

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #96 en: 01 de Septiembre de 2017, 08:17:24 »
2.5.6.– Nazaret

Nazaret no es mencionada en los escritos bíblicos hebreos, lo que ha hecho creer a los investigadores que debió tratarse de una población de escasa entidad. Las investigaciones arqueológicas han documentado restos de la Edad del Bronce (2000-1500 a.C.), aunque los estratos más ricos en hallazgos son los de época helenística (332-63 a.C.), concretamente los niveles que han dejado al descubierto sepulcros excavados cuyas inscripciones permiten datarlos hacia el 200 a.C., período que coincide con la expansión asmonea hacia el norte y con la conquista de Galilea, haciéndose ya su población permanente hasta llegar a nuestros días.


Se sabe que Nazaret poseía sinagoga, mas para constituirse una comunidad sinagogal sólo era necesario la presencia de diez varones. Es la Arqueología la que ha de dar la respuesta a la cuestión de la entidad de esta localidad, y los arqueólogos han puesto al descubierto grutas y silos pertenecientes a un pequeño poblado que demuestran que el Nazaret de Jesús era una humilde aldea].

Nazaret se encuentra en la Baja Galilea, región que por su mezcolanza de pueblos era considerada casi pagana por los judíos ortodoxos –Galilea de los gentiles–, y sus habitantes siempre mantuvieron cierta independencia respecto a los formulismos legales establecidos por los fariseos. La Baja Galilea, separada de Judea por la Samaria judeopagana, era una zona densamente poblada, con un alto grado de desarrollo urbanístico, y bien comunicada. Por ella discurrían dos importantes rutas comerciales...


Hay que pensar, pues, que los habitantes de Nazaret, a pesar de ser ésta una pequeña localidad, vivían insertos en una especie de área metropolitana que floreció en la ribera occidental del lago Tiberíades o Mar de Galilea, en la encrucijada comercial más transitada de Palestina, pues Nazaret estaba separada escasos kilómetros de ciudades tan importantes como Séforis y Tiberíades.


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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #97 en: 01 de Septiembre de 2017, 08:33:35 »
2.5.7.– Tiberíades

Tiberíades es la ciudad más importante de las que se asoman al lago de Galilea y tal pudo ser ya en tiempo de Cristo puesto que se había convertido en la residencia del tetrarca Herodes Antipas. Él mismo la habría fundado y dado el nombre de su protector Tiberio César.

 

En el Evangelio de San Juan se mencionan barcas llegadas desde Tiberíades al lugar de la multiplicación de los panes (Jn 6, 23). La crecida importancia de la ciudad se deriva del hecho mismo que el lago sea denominado “Mar de Tiberíades”.

 

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #98 en: 01 de Septiembre de 2017, 08:46:38 »
2.5.8.– Maqueronte

Maqueronte es el nombre de una antigua fortaleza ubicada en la cumbre de una colina en la antigua Perea, en la actual Jordania. Se localiza en las montañas de Moab, al este del Mar Muerto y a unos 25 km al sudeste de la desembocadura del río Jordán. En ella tuvo lugar el encarcelamiento y la posterior ejecución de Juan el Bautista.

 

La fortaleza de Maqueronte fue originalmente construida por el rey asmoneo Alejandro Janneo (104-78 a. C.) en torno al año 90 a. C. Fue destruida por Aulo Gabinio, general de Pompeyo, en el año 57 a. C., pero Herodes I el Grande la reconstruyó como puesto militar para defender sus territorios al este del Jordán en el año 30 a. C.

A la muerte de Herodes, la fortaleza pasó a manos de su hijo Herodes Antipas, que gobernó Perea y Galilea desde el 4 a. C. hasta el 39 d. C. Fue durante esta etapa cuando el predicador Juan el Bautista fue encarcelado y posteriormente decapitado por instigación de Salomé, hija de Herodías. Tras la muerte de Herodes Antipas, Maqueronte pasó a manos de Herodes Agripa I hasta su muerte en el año 44, a partir del cual la fortaleza fue defendida por una guarnición romana.

 

Flavio Josefo proporciona una detallada descripción de la fortaleza, ubicada en el extremo de la cumbre de una colina, que se eleva unos 1.100 metros sobre el nivel del mar Muerto (700 metros sobre el nivel del mar). Esta colina se encuentra rodeada en todos sus flancos por dos profundos uadis (Heidan-Mujib al sur y Zerqa Ma'in al norte, donde se ubican las aguas termales de Baara), que constituyen una defensa natural excepcional. Hacia el oeste se localiza la llanura costera oriental del Mar Muerto, cuya anchura es de unos 60 estadios (unos 11 km), mientras que al este las laderas caen abruptamente formado cortados de hasta 50 metros de altura.

 

Herodes I el Grande consideró que la fortaleza ocupaba un importante lugar estratégico debido a su posición cerca de Arabia, por lo cual aumentó las defensas de la misma construyendo un fuerte amurallado de 100 metros de longitud y 60 de anchura, con cuatro torres en los vértices de 27 metros de altura, así como un palacio dentro del área amurallada. También construyó numerosas cisternas para almacenar el agua de lluvia, así como depósitos de armas y de alimentos como también hiciera en Masada. La fortaleza fue muy apreciada por Herodes por la existencia de manantiales cercanos, tanto de agua fría como de aguas termales (las aguas de Calírroe), debido a que le permitían aliviar sus dolencias renales y a la gangrena de Fournier que podría haber padecido al final de sus días, según las interpretaciones médicas actuales.

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #99 en: 04 de Septiembre de 2017, 07:15:21 »
2.5.9.– El Herodión

El Herodión, o Herodium (, fue un palacio-fortaleza construido por el rey Herodes el Grande entre los años 23 y 20 a. C., tras una victoria militar sobre los asmoneos de Jerusalén.

 

El Herodión Superior se situaba en la cima de una colina, y formaba un conjunto residencial con el Herodión Inferior, un grupo de dependencias y edificios de índole administrativa. Tras ser arrasada, en la actualidad la cumbre de la colina se encuentra excavada desde el año 1972, cuya forma asemeja un cono truncado. Su altura es de 758 m sobre el nivel del mar y 300 m sobre el desierto, contando con una magnífica vista panorámica. Su emplazamiento exacto está en Cisjordania, a 12 kilómentros al sur de Jerusalén y al noroeste del Wadi Urtas.

 

Flavio Josefo se refirió al Herodión:
Esta fortaleza, que se encuentra a unos sesenta estadios de distancia de Jerusalem, es naturalmente fuerte y muy apropiada para una estructura así porque en la cercanía hay un monte que se eleva a (mayor) altura por la mano del hombre y redondeado en forma de un seno. A intervalos tiene torres redondas y un escarpado ascenso formado por doscientos escalones de piedra labrada. Dentro de él hay costosos apartamentos reales hechos para la seguridad y el ornamento. En la base del monte hay zonas construidas de tal forma que vale la pena ver, entre otras cosas por el modo en que se trae allí el agua, que escasea en ese lugar, desde lejos y a gran costo. La planicie alrededor fue construida como una ciudad que no tiene paralelo, y el monte sirve de acrópolis para las demás residencias.
Guerra I, 31, 10; Antigüedades XIV, 323-325

 

Al pie del cerro se construyeron edificios para el rey y su familia, y sus amigos; toda la llanura fue cubierta de edificios formando una ciudad (Herodión Inferior). Herodes, un idumeo, prefería esta ciudad a Jerusalén como lugar de descanso. Aquí fue enterrado Herodes tras morir en Jericó. Una toparquía tomó el nombre de la ciudad, pero su esplendor debió de ser efímero porqué tras la brillante descripción de Flavio Josefo, no es mencionada por Ptolomeo. Fue usada como fortaleza durante la primera revuelta judía (66-73) y fue conquistada y destruida por los romanos en el año 71, cuando Lucilio Baso y su Legio X Fretensis se dirigían hacia Masada. Herodión, Masada y Maqueronte fueron los tres últimos reductos de resistencia judía. Abandonada, se volvió a usar durante la segunda revuelta judía (132-135) y después quedó vacía hasta el siglo V en que volvió a ser poblada como centro religioso y fue ocupada por una comunidad monástica. San Jerónimo habla de una villa denominada Bethaccarem. En la parte baja se han encontrado tres iglesias.

 
Sarcofago Herodes

 
El Herodión inferior

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #100 en: 04 de Septiembre de 2017, 07:31:49 »
2.5.10.– Masada

Masada (también escrito como Massada o Masadá, romanización del hebreo,   Metzada, metzuda, "fortaleza") es el nombre que recibe un conjunto de palacios y fortificaciones situado en la cumbre amesetada de una montaña aislada en la región oriental del desierto de Judea, próxima a la costa sudoccidental del mar Muerto.

 

Las primeras evidencias de poblamiento en Masada se remontan a la Edad del Cobre, en torno al IV milenio a. C. La ocupación se centra en las cuevas situadas en el acantilado meridional, en una de las cuales se hallaron restos vegetales, esteras, tejidos y cerámica calcolítica en hoyos excavados en el suelo, probablemente para albergar recipientes. Se trataría de poblaciones muy concretas de carácter nómada, un patrón de asentamiento característico de esta época en el desierto de Judea, donde se han documentado ocupaciones como en Tel Goren, cerca de Ein Guedi.7 También se encontraron restos cerámicos en la terraza central del palacio septentrional y en otras zonas de la meseta, fechados en la etapa del Primer Templo (del siglo X al VI a. C.), sin que se hallasen evidencias de construcciones.6

En la época clásica varios historiadores mencionan la existencia de Masada: Estrabón utiliza la forma corrupta Masana, mientras que Plinio romaniza el nombre a Masada. No obstante, es el historiador judeorromano Flavio Josefo quien proporciona una significativa información histórica en su obra La guerra de los judíos. Según narra Josefo, la fortaleza fue originalmente establecida por el sumo sacerdote Jonathán, identificado con el rey asmoneo Alejandro Janneo (103-76 a. C.) y que no debe ser confundido con Jonathán, uno de los hermanos de Judas Macabeo. El hallazgo de numerosas monedas y estucos dentro de algunas cisternas de la época de Janneo son las únicas evidencias arqueológicas que confirmarían la identidad de su fundador. En este tiempo Masada era un discreto refugio, sin llegar a poseer la importancia que tendría un siglo más tarde.


Años más tarde, tras la conquista romana de Judea por Pompeyo, Herodes utilizó la fortaleza de Masada para albergar a su madre Cypros, su prometida Mariamne y su hermana Salomé durante la invasión parta del año 40 a. C. de Judea, antes de dirigirse hacia Roma para solicitar apoyo contra los partos y sus aliados judíos, liderados por Antígono Matatías. La familia de Herodes, apoyada por una guarnición de 800 defensores al mando de su hermano José, tuvo que afrontar un asedio de las fuerzas partas, agotando sus reservas de agua hasta el punto de que José decidió huir con doscientos seguidores hacia territorio nabateo; no obstante, la misma noche señalada para la huida una lluvia providencial llenó las cisternas, de forma que pudieron resistir más tiempo.

En Roma, Herodes consiguió el apoyo de los triunviros Marco Antonio y Octaviano, quienes lo presentaron ante el Senado y defendieron allí su resistencia a la invasión parta y la traición de Antígono, tras lo cual el Senado le otorgó el título de rey de Judea. Sin contar apenas con ayuda militar de los romanos, Herodes volvió a Judea, que había sido abandonada por los partos pero que aún era controlada por los fieles de Antígono. Desembacó en Ptolemais y con un ejército de extranjeros y judíos invadió la provincia por la Galilea, conquistando Jope antes de dirigirse a Masada para rescatar a su familia; después de una breve guerra civil, en el año 37 a. C. asedió Jerusalén ayudado por las tropas romanas de Cayo Sosio, tomando la ciudad y apresando a Antígono, que fue enviado a Marco Antonio y decapitado.

Una vez controlada Judea, y ante la amenaza que suponía el incipiente expansionismo de la vecina reina Cleopatra VII de Egipto (amparada por Marco Antonio), Herodes decidió fortificar Masada, aprovechando sus excelentes condiciones geográficas (aislada en el desierto de Judea y alejada de núcleos habitados) y sus defensas naturales, rodeada como estaba por infranqueables acantilados. Otra de las funciones de Masada fue como posible refugio frente a su propio pueblo, ya que la mayoría de los judíos detestaban a Herodes por su origen idumeo, por restablecer el dominio romano y por eliminar a los últimos asmoneos. También habría de servir como lugar de descanso personal y para albergar visitas de otros dignatarios que pudieran disfrutar con las impresionantes vistas del desierto de Judea, del oasis de Ein Guedi, del mar Muerto y de las montañas de Moab.

 

Descripción
Palacio septentrional: Se ubica al norte de la meseta, constituyendo el núcleo principal de las edificaciones de la fortaleza. Se trata del palacio utilizado por Herodes durante sus estancias en Masada, descrito profusamente en la obra de Flavio Josefo, y cuya correcta identificación no se produjo hasta las exploraciones de Shmarya Gutmann. El complejo, defendido por una puerta propia (33), agrupa edificios de diversa índole: un edificio de baños (35), una serie de grandes almacenes longitudinales (34a y 34b), un edificio administrativo (32), la residencia del comandante de la guarnición (28) y sus cuarteles (30), y los aposentos reales, divididos en tres terrazas: una superior (37), una intermedia (38) y una inferior (39).

Edificio de baños: El edificio de baños (35) se situaba en la zona central del palacio septentrional. Durante la excavación se pensó inicialmente que el edificio correspondía a una torre, aunque el hallazgo de más de doscientas pilae de arcilla y de un doble suelo (conformando un hipocausto), así como la presencia de tuberías cerámicas (tubuli) en las paredes enyesadas, revelaron su función como caldarium, una estancia hermética utilizada para baños de vapor. Los restos del suelo sostenido por las pilae muestran un primer acabado mediante mosaicos, que posteriormente fue sustituido por un pavimento de opus sectile jaquelado mediante baldosas negras y blancas. En el lado norte de la sala se hallaron fragmentos de una gran bañera tallada en cuarzo, usada a modo de fuente y alimentada desde el exterior mediante tuberías de plomo; y al otro lado de la habitación existía una bañera rectangular usada para inmersiones en agua caliente.

 

Anexas al caldarium se hallaban las otras salas habituales de unas termas: tepidarium, frigidarium y apodyterium. El tepidarium, la estancia templada, poseía un pavimento también de losas negras y blancas, menores que las del caldarium, así como una decoración mural de frescos. En cambio, el frigidarium, la sala fría y la menor de las tres, consistía básicamente en una piscina para inmersiones rápidas. Contigua a las tres estancias se hallaba el vestuario o apodyterium, de tamaño similar al caldarium y cuyas paredes también presentaban pinturas murales, y pavimentado con baldosas triangulares negras y blancas; el techo pudo haber estado decorado con pinturas de tipo geométrico y floral, a tenor de los restos de estuco encontrados, y que podrían ser indicativo de la decoración de las otras estancias. En la esquina norte del apodyterium se localizó una pequeña piscina, construida directamente sobre la solería y datada en un momento muy posterior, posiblemente ya en época de la revuelta judía.
Al edificio de baños se accedía desde el este a través de un patio, muy deteriorado, pero que revelaba la existencia de un suelo de mosaico de motivos hexagonales en blanco y negro. También se hallaron restos de pilares y capiteles de estilo nabateo en los lados del edificio (excepto en el meridional), así como metopas decoradas con rosetas pertenecientes al perdido dintel, que se documentaron en otras partes de la fortaleza debido a su reutilización como material de construcción.

Almacenes: Una amplia zona de la residencia septentrional se destinó como área de almacenamiento del palacio. Estos almacenes, fácilmente reconocibles, se disponían en dos áreas, separadas por un pasillo en dirección este-oeste: una menor al norte (34b), al este del edificio de baños, y otra mayor al sur (34a). Ambos grupos consistían básicamente en habitaciones alargadas (cuatro en el grupo septentrional y diez en el meridional), de 26 por 4 metros, dispuestas de norte a sur, y adyacentes unas a las otras. Estas estancias se hallaban separadas por muros paralelos de roca dolomítica apenas desbastada, de unos 3,3 m de altura en origen y 0,6 m de espesor. Las dos zonas se hallaban rodeadas por largos pasillos que bien pudieron destinarse también como zona de almacenamiento.

 

En el momento de la excavación los muros se hallaban completamente derrumbados casi a ras de suelo debido a terremotos pasados, muy comunes en esta zona sísmica, por lo que fue preciso restaurarlos antes de la propia excavación de las estancias. Una vez retirada la capa de derrumbes, que en algunos puntos alcanzaba un metro de altura, el suelo original de los almacenes reveló la presencia de cenizas y vigas quemadas, indicios claros de que la techumbre fue destruida por un incendio. También se hallaron centenares de recipientes cerámicos, fragmentados intencionadamente por los defensores judíos para evitar que cayeran en manos romanas, y que sirvieron para contener aceite, vino o harina, con una forma específica para cada contenido. La mayoría pertenecían a la época herodiana, aunque habían sido reutilizados durante la posterior revuelta, como lo demuestran las inscripciones en tinta y carboncillo con nombres en hebreo. Algunos recipientes mostraban la letra hebrea taf, inicial de terumá, junto a otros que portaban la inscripción Maaser Cohen, designando así los recipientes destinados a los diezmos sacerdotales estipulados en la Mishná, y que demuestran la observancia de los preceptos judíos incluso durante el asedio.

Cada almacén se destinaba a un único tipo de recipientes y contenidos; destaca en una de las estancias la presencia de tres fosas circulares excavadas en el suelo, destinadas probablemente a contener vasijas para facilitar el vertido y la distribución de líquidos.66 En los almacenes no se halló ningún tipo de arma, una consecuencia lógica del asedio padecido, aunque sí se documentaron cantidades de estaño y otros metales. También se halló un centenar de monedas de bronce desperdigadas por el suelo, pertenecientes al segundo y tercer año de la rebelión; perdida su función original, es posible que se siguieran utilizando en la fortaleza como vales para el racionamiento u otras funciones.67

El compañero valenciano Sircana, realizo una esplendida y magnifica recreación de este palacio 100% playmobil, basándose en el Belén de Bancaja (podéis ver más fotos en este enlace: http://www.aeromodelismovirtual.com/showthread.php?p=382597)

 
Reconstrucción del Belén de Sircana


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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #101 en: 04 de Septiembre de 2017, 07:46:56 »
2.5.11.– Belén

Belén era una ciudad cananea 3000 años a. C., época en la que los cananeos asentados en la región levantaron pueblos rodeados de murallas para protegerse. Adoptaron el dios caldeo de la fertilidad Lahmo (o Lahmu) con el nombre de Lahama, al que levantaron un templo en la actual colina de la Natividad, que dominaba el valle fértil que se extiende al pie de la ciudad. De su nombre deriva el actual nombre de Beit Lahama, casa de Lahama. La ciudad es mencionada en torno al año 1350 a. C. en las Cartas de Tell al-Amarna, escritas por el gobernador egipcio de Palestina al faraón Amenhotep III, describiéndola como un importante lugar de descanso para los viajeros que iban de Siria y Palestina a Egipto. En 1200 a. C. los filisteos gobernaban el país, al que llamaron Palestina.

 

El antiguo nombre hebreo béth lehem, cuyo significado es "casa del pan", ha sobrevivido hasta el día de hoy. Sin embargo, en su forma arábiga bét lahm, significa "casa de la carne".

Se ha encontrado un sello de arcilla con la inscripción “Bat Lejem”, que supone la primera evidencia arqueológica de la existencia de Belén durante el periodo en que aparece enunciada en la Biblia. Se trata de una especie de esfera de arcilla que se usaba para sellar documentos u objetos, de 1,5 centímetros. La pieza dataría de los siglos VII u VIII antes de Cristo, por lo que es medio milenio posterior a las Cartas de Amarna, una correspondencia, sobre todo diplomática, inscrita en lengua acadia sobre tablillas de arcilla entre la Administración del Egipto faraónico y los grandes reinos de la época o sus vasallos en la zona. Allí aparece mencionada por primera vez “Bit-Lahmi”, en una misiva en la que el rey de Jerusalén pide ayuda al egipcio para reconquistarla.

 

La pieza (bulla) es del grupo de las “fiscales”, es decir, sellos administrativos “usados para sellar cargamentos de impuestos que se enviaban al sistema fiscal del reino de Judea a finales de los siglos VII u VIII antes de Cristo”, agrega el experto.

Dos Ciudades llamadas Belén, a través de las Sagradas Escrituras se conocen dos ciudades con ese nombre: Belén y Belén de Judea. Una estaba en el territorio asignado a la tribu de Zabulón; la otra, en Judá. A causa de una posible confusión, el escritor del libro de Rut afirma definidamente dos veces, al mismo comienzo del relato, que la Belén de Noemí, de su esposo Elimelec y de sus dos hijos, era Belén de Judá (cap. 1: 1, 2).


Belén de Zabulón (Nazaret)
La Belén de Zabulón se menciona en Josué 19: 15 como una de las 12 ciudades de la heredad de los hijos de Zabulón. Hay todavía una aldeíta en el norte de Palestina en el lugar donde se cree que estuvo esta Belén.

La Belén de Zabulón es apenas un pequeño pueblo sin demasiada importancia y construido con pobreza unos once kilómetros al suroeste de Sáforis (Saffurieh), y once kilómetros al noroeste de Nazaret.

 

Los críticos no se ponen de acuerdo si la Belén descrita en Jueces 12:8 y 12:10 como hogar de Abesén (Ibzén), uno de los jueces menores, es la misma que la de Josué 19:15, o si se trata de Belén de Judá. En cualquier caso, la importancia de esta ciudad nunca fue grande;

Belén de Zabulón, a la que se hace referencia en el Talmud (Megilla, 70, a) como Bethlehem seriyyah, considerada como equivalente a noseryyah, es decir Belén de Nazaret (de Galilea).

Belén de Judea
"Belén de Judea" o Belén de Judá, es mucho más celebrada que su homónima norteña como el lugar de nacimiento de David y. La ciudad, que hoy cuenta con unos 10,000 habitantes, está situada ocho kilómetros al sur de Jerusalén.

 

A Belén se relacionaba con la historia de los patriarcas. El sepulcro de Raquel, o Qubbet Ráhil (bóveda de Raquel) como se le llama ahora, aproximadamente 1.6 kilómetros al norte de Belén, aún mostrado a los peregrinos y venerado por los cristianos, mahometanos y judíos.

 

El lugar se llama Kever Rajel y es el tercer lugar sagrado más importante para los judíos.

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #102 en: 04 de Septiembre de 2017, 08:14:21 »
2.5.11.1.– ¿Dónde Nació Jesús?

Frente a la pregunta de dónde nació Jesús, la respuesta parece sencilla: Jesús nació en Belén. Lo aprendemos desde niños al celebrar la Navidad, y lo cantamos todos los años en los villancicos alrededor del pesebre. Sin embargo, al analizar con detenimiento el Nuevo Testamento descubrimos que no es tan fácil fijar el lugar del nacimiento de Jesús.

Es cierto que dos evangelistas, Mateo y Lucas, afirman expresamente que Jesús nació en Belén. Mateo dice: "Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes" (Mt 2, 1). Y el de San Lucas: "Subió también José desde la Galilea, de la ciudad de Nazaret, a la Judea, a la ciudad de Belén, por ser él del linaje y familia de David" (Lc 2, 4) y  "Cuando ellos (José y María) estaban allí (en Belén), ella dio a luz a su hijo primogénito" (Lc 2, 6-7).

Pero en cambio los otros dos evangelistas, Marcos y Juan, presentan a Jesús como si hubiera nacido en Nazaret. En efecto, siempre lo llaman "Jesús de Nazaret"; y sabemos que en la Biblia, cuando después del nombre de una persona se menciona una ciudad, es porque se trata de su lugar de nacimiento. Así, por ejemplo, se habla de Pablo de Tarso (Hech 9, 1), de José de Arimatea (Mc 15, 43), de Lázaro de Betania (Jn 11, 1), de Amós de Técoa (Am 1, 1), o de Miqueas de Moréshet (Miq 1, 1). ¿Cuál sería entonces la cuna de Jesús: Belén o Nazaret? Analicemos más detenidamente las evidencias.

 

 Para Marcos no hay dudas
El primer Evangelio que se escribió, el de Marcos, da a entender que Jesús nació en Nazaret. Ya al principio, cuando relata su bautismo, dice que Jesús "vino de Nazaret de Galilea" (1, 9). O sea, no menciona ninguna otra ciudad de origen fuera de ésta. Después, cuando Jesús se va a Nazaret, dice que "se fue a su patria" (6, 1); y patria (en griego: patris) significa literalmente "la tierra natal", "el lugar de nacimiento". Esto lo confirma el mismo Jesús, cuando ante el escándalo que producen sus enseñanzas en Nazaret, él exclama: "Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa es despreciado" (6, 4). Además, todo el mundo lo conoce como Jesús de Nazaret: el endemoniado de Cafarnaúm (1, 24), la criada del Sumo Sacerdote (14, 67), el ángel del sepulcro (16, 6), y hasta el mismo evangelista Marcos (10, 47).
Por lo tanto, cuando Marcos escribió su Evangelio, dio a entender a sus lectores que Jesús había nacido en Nazaret, ya que siempre lo identifica como originario de esa ciudad, y no da ninguna otra indicación alternativa como para pensar que fuera de otra parte.

Un pueblo de mala muerte
El cuarto evangelista, San Juan, también afirma que Jesús nació en Nazaret. Comienza presentándolo como "un profeta de Nazaret" (Jn 1, 45). Y tan convencido está todo el mundo de que Jesús es de Nazaret, que Natanael no quiere creer en él porque dice: "¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?" (Jn 1, 46).
En efecto, Nazaret era una ciudad ignota, minúscula y de mala fama. Tan insignificante, que en el Antiguo Testamento no se la menciona nunca. Incluso cuando el libro de Josué describe detalladamente la región de Galilea (Jos 19, 10-16), saltea a Nazaret.
Por ejemplo, al contar una discusión entre los judíos sobre el origen de Jesús, dice que algunos lo rechazan como Mesías porque sabían que había nacido en Nazaret, y comentaban: "¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que vendrá... de Belén?" (Jn 7, 41-42). Y nadie se encarga de explicar que Jesús había nacido en Belén. Más adelante, San Juan afirma que los judíos no querían creer en Jesús porque era de Galilea, y "de Galilea no sale ningún profeta" (Jn 7, 52). En ninguna parte del Cuarto Evangelio, pues, se afirma que Jesús haya nacido en Belén. Al contrario, siempre está presente la idea de que había nacido en Nazaret.

 

 Sólo para la infancia
Vemos, pues, que las dos únicas veces en todo el Nuevo Testamento que se dice que Jesús nació en Belén son las que vimos en los relatos de la infancia de Mateo y Lucas. En ninguna otra parte se dice ni una sola palabra sobre el origen belenita de Jesús. Ni siquiera San Pablo, que tuvo que discutir acaloradamente varias veces con los lectores de sus cartas tratando de convencerlos de que Jesús era el Mesías, y a quien le hubiera venido muy bien el argumento de que Jesús había nacido en Belén, parece conocer tal información.
Entonces, ¿son históricas o no las afirmaciones de Mateo y de Lucas sobre el nacimiento de Jesús en Belén? Posiblemente no. En primer lugar, porque incluso estos dos evangelistas, a pesar de decir que Jesús nació en Belén, cuando lo presentan en su vida adulta cambian su discurso y lo llaman "Jesús de Nazaret".

Así, por ejemplo, Mateo, durante el juicio a Jesús, cuenta que una criada denuncia a Pedro diciendo: "Este estaba con Jesús el nazareno" (Mt 26,71). Y cuando relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como Mesías, dice que la gente lo aclamaba gritando: "Este es el profeta Jesús de Nazaret" (Mt 21, 11), cuando le hubiera convenido mucho más poner "Jesús de Belén", ya que esto hubiera sido un argumento muy fuerte para confirmar el mesianismo de Jesús.

 

Lo mismo hace Lucas. Si bien aclara que Jesús "se había criado" en Nazaret (Lc 4, 16), siempre lo llama "Jesús de Nazaret" como si allí hubiera nacido. Por ejemplo, al curar a un endemoniado en Cafarnaúm (Lc 4, 34), al curar al ciego de Jericó (Lc 18, 37), o en el episodio de los discípulos de Emaús (Lc 24, 19). También en su libro de los Hechos de los Apóstoles, Lucas llama siempre a Jesús "el nazareno", como si hubiera nacido en Nazaret. Tal expresión aparece en boca de Pedro (Hech 2, 22; 3, 6; 4, 10; 10, 38), de Pablo (Hech 26, 9), de la gente (Ch 6, 14), y hasta del mismo Jesús (Hech 22, 8).

¿Vivían o estaban de paso?
En segundo lugar, no parece muy seguro el nacimiento de Jesús en Belén porque los relatos de Mateo y Lucas, que son los únicos que lo cuentan, se contradicen. En efecto, según Mateo, Jesús habría nacido en Belén porque sus padres vivían en Belén y allí tenían su casa (Mt 2, 11). En cambio según Lucas, Jesús habría nacido en Belén porque su familia, que vivía en Nazaret (Lc 2, 26), estaba de paso en Belén con motivo de un censo (Lc 2, 4). Tampoco coinciden en cuanto al tiempo que Jesús vivió en Belén. Según Mateo, después de nacer, Jesús estuvo en Belén casi dos años (Mt 2, 16), hasta que su familia huyó primero a Egipto y luego a Nazaret. En cambio según Lucas, Jesús se fue a vivir a Nazaret cuando tenía un mes y medio de vida (Lc 2, 39).

 

Vemos, pues, que las pruebas evangélicas sobre el nacimiento de Jesús en Belén son más bien débiles. En cambio son abrumadores los datos del Nuevo Testamento en contra. Por eso, la mayoría de los biblistas actualmente sostiene que la ciudad natal de Jesús no habría sido Belén sino más bien Nazaret. ¿Por qué entonces Mateo y Lucas colocan su nacimiento en Belén, en los relatos de la infancia?

Cada sucesor, una desilusión
Hoy los estudiosos sostienen que el nacimiento de Jesús en Belén, más que una indicación histórica, es una exposición teológica. O sea, los evangelistas Mateo y Lucas pretendieron transmitir una idea religiosa, pero enunciada en forma de relato histórico, con el fin de dejar una enseñanza. Se trata de una manera de expresarse muy propia de los pueblos semitas. ¿Y cuál es la enseñanza que quisieron expresar con el nacimiento de Jesús en Belén? Quisieron decir que Jesús era el famoso Mesías esperado por el pueblo de Israel.

Para entender por qué fue necesario relatar el origen belenita de Jesús, tengamos en cuenta que para la mentalidad judía, el futuro Mesías tenía que ser un descendiente de la familia del rey David. Esta esperanza se fundaba en una antigua promesa que el profeta Natán había hecho al mismo rey David, cuando éste vivía. Según esa profecía, Dios había asegurado a David que nunca iba a faltar un descendiente suyo como sucesor en el trono de Jerusalén (2Sam 7, 4-16). Frente a la inseguridad en la que vivían los monarcas antiguos, de que no les naciera un hijo varón para que les sucediera, y de que otra familia reinara en su lugar, Dios le garantizó a David que siempre gobernaría Jerusalén un descendiente suyo (un mesías, es decir un ungido), y que lo haría con sabiduría y con justicia.

Pero cada nuevo rey que subía al trono de Jerusalén, era una nueva desilusión para la gente, que veía cómo se sucedían gobernantes corruptos y malvados, desentendidos del pueblo y preocupados sólo por sus intereses personales. Por eso, cada vez que moría un rey y subía su hijo, el pueblo se preguntaba si éste sería el Mesías que estaban esperando, que traería la prosperidad y la paz al pueblo.

Abandonar el ambiente de la capital
Hacia el año 500 a.C. apareció en Jerusalén un profeta anónimo haciendo un anuncio que iba a modificar las expectativas que hasta ese momento había sobre el Mesías. Esa profecía hoy se encuentra en el libro de Miqueas, y dice así: "Pero tú, Belén de Efratá, aunque eres pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el que ha de dominar Israel... Él gobernará con el poder y la majestad de Yahvé su Dios" (Miq 5, 1-3).

El profeta anunciaba que sí iba a llegar el tan ansiado Mesías. Pero hacía una aclaración: iba a venir de Belén, de donde procedía el rey David. Hasta ese momento, todos los reyes nacían en Jerusalén, la capital del país, porque allí se había establecido David y allí estaba la corte real. Pero ahora Miqueas anuncia que el futuro Mesías, descendiente de David, procederá de la ciudad de David (Belén) y no de Jerusalén.

Lo que el profeta quiso decir era que Dios no miraba con buenos ojos a la corte de Jerusalén. Esta ciudad, en la que se habían prostituido tantos reyes con el lujo y el poder, no era el mejor ambiente para que surgiera el Mesías. David, el rey más grande que tuvo Israel, había nacido en la humilde Belén. Si ahora ellos querían tener al nuevo Mesías, había que volver a preparar el mismo ambiente de Belén.

La profecía no pretendía fijar un lugar geográfico para el nacimiento del sucesor del rey. Simplemente proponía a los gobernantes de Jerusalén volver a la humildad y sencillez de sus orígenes. Es decir, sugería cortar con el actual modo de hacer política, abandonar la conducta que ostentaban los dirigentes y volver al estilo de vida que se tenía en aquel pasado remoto e ideal, que una vez sirvió para que naciera un gran rey. La profecía era una constante advertencia de lo que Dios quería para los reyes de Israel.

 

Con las formas literarias que tenían
Con el paso del tiempo la profecía de Miqueas se volvió famosa, de tal manera que en la época de Jesús un gran sector del judaísmo, aunque no todos, esperaba literalmente que el futuro Mesías naciera en el pueblo de Belén. Por eso, durante los primeros años del cristianismo, cuando los apóstoles salieron a proclamar el Evangelio después de la resurrección de Jesús, tuvieron dificultades en ciertos ambientes judíos, porque Jesús era de Nazaret, un lugar remoto y desconocido, que en nada favorecía a su figura davídica y mesiánica.

Frente a este problema, algunas comunidades cristianas, que gustaban de preparar sus predicaciones en formas de relato, decidieron presentar el nacimiento de Jesús como sucedido en la ciudad de Belén. Por supuesto que no pretendían falsear la realidad, como puede parecernos a nosotros, los lectores modernos, que con nuestra mentalidad occidental distinguimos exactamente cuál es un dato histórico y cuál no lo es. A los primeros cristianos no les preocupaba el hecho puramente histórico de que Jesús hubiera nacido en Nazaret. La certeza de que Él era el Mesías esperado constituía lo único importante. Y esta idea no podía ser explicada sino mediante las formas y los géneros literarios propios de los judíos de aquel tiempo. Por lo tanto, cuando Mateo y Lucas afirman que Jesús nació en Belén, lo que están diciendo es que Jesús es realmente el Mesías que todos esperaban; el que cumplió las expectativas que ningún otro rey de Israel había cumplido. El acento de los evangelistas está puesto en esta idea. Y así lo entendieron y tomaron también los lectores de los primeros siglos.

Dos maneras de nacer
Cuando Marcos, el primer evangelista que escribió, compuso su relato, no incluyó el dato del nacimiento de Jesús en Belén. Como la mayoría de sus lectores eran de origen pagano, no tuvo problemas en conservar el recuerdo de que había nacido en Nazaret.

En cambio cuando escribieron Mateo y Lucas, muchos de sus lectores eran cristianos procedentes del judaísmo, a los cuales sí les preocupaba que Jesús fuera el verdadero Mesías esperado por Israel, el descendiente de David. Entonces ambos evangelistas, para expresar esta idea, recurrieron a la narración teológica de su nacimiento en Belén. Eso sí, cada uno empleó una diferente, según la que ellos conocían. Así, Mateo presentó a Jesús naciendo en Belén porque su familia era de allí; y Lucas presentó a Jesús naciendo en Belén por un accidente histórico.


Finalmente Juan, que al momento de componer su Evangelio había llegado a la convicción de que Jesús era Dios, es decir, existía desde siempre, desde antes de venir al mundo, tampoco tuvo interés de incluir el nacimiento de Jesús en Belén. Su origen terreno, en Belén o en Na-zaret, no tenía para él ninguna importancia, porque en realidad su verdadero origen era el cielo; él procedía de Dios (Jn 1, 1-18), y eso bastaba para declararlo Mesías. Por eso Juan, al igual que Marcos, conservó el dato histórico del origen nazareno de Jesús.

La postura de la Iglesia en este tema es firme y expresada por el Cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, preside también el de Arqueología Sagrada y es biblista de formación, que en el 2012 no ponía en valor estos estudios, y defendía a Belén de Judea como lugar de Nacimiento. Fue en Judea donde los primeros cristianos quisieron honrar la gruta donde vino Dios al mundo, profanada por el emperador Adriano, que construyó allí un santuario pagano hasta que Constantino la sustituyó por la Basílica. Si en Belén de Galilea se han encontrado restos de un monasterio fortificado del siglo VI, en Belén de Judea se erigía ya dos siglos antes, en 326, la majestuosa basílica constantiniana. La memoria histórico-arqueológica es "más sólida" para Belén de Judea que para Belén de Galilea.

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #103 en: 04 de Septiembre de 2017, 08:34:03 »
2.5.11.2.– ¿Cómo Nació Jesús?

La mayoría de nosotros conoce la historia del nacimiento de Jesús muy bien. María y José viajaron de Nazaret a Belén y fueron algo así como “desalojados” por el administrador(mesonero) de la posada. Ellos tomaron luego refugio en un establo donde se dice que Jesús nació y fue puesto en un pesebre. Una tradición oral, asentada en los testamentos apócrifos, entre algunos miembros de la iglesia del primer siglo afirmaba que Jesús había nacido en una cueva cercana al poblado de Belén.


El evangelio de Lucas, es el que más detalles ofrece sobre el nacimiento: "Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón." (Lucas 2.4-7)


El apóstol Lucas nunca hace referencia alguna a ningún mesonero, una cueva, ó establo, sino más bien a una casa

El texto de San Lucas 2 declara que no había cuarto para María y José dentro de la posada. Desafortunadamente la palabra griega kataluma (kataluma) empleada para “posada” posee varios significados relacionados que suelen confundirse. Usada solo una vez más en el Nuevo Testamento (en el paralelo San Marcos 14:14), esta palabra denota el lugar donde Jesús llevó a cabo la Ultima Cena junto con sus discípulos. Aquí, el apóstol Lucas proporciona mayor información acerca de la kataluma. Menciona que era una habitación espaciosa y amueblada junto a una casa privada en Jerusalém. El sitio donde Jesús posó junto con sus discípulos prontamente fue conocido como el "aposento alto".

María y José llegaron al pueblo en las proximeras del parto. Al llegar a la casa de los parientes de José el lugar ya estaba lleno seguramente por otros familiares que habían llegado mucho antes que ellos. En el mundo hebreo, al igual que en muchas de las culturas, los pesebres formaban parte conjunta de la casa. Los animales son incluso resguardados dentro de la misma casa por las noches. Allí era donde solían guardarse animales, herramientas y semillas. Igualmente, la comida era preparada y consumida en ese lugar. Los dormitorios estaban en los segundos pisos (un sitio “alto”). Los animales dentro de la casa eran protegidos no solo del clima sino de ser robados. Su presencia producía calor y la provisión directa de leche y abono para la siembra.


Excavaciones en Isarel han puesto a luz numerosas instalaciones hogareñas con vestigios de pesebres. Algunos están muy dañados por el paso del tiempo pero otros fueron echos sobre piedra y han logrado sobrevivir en los registros arqueológicos.


Fue aquí donde fueron vistados por los pastores y los sabios de quienes también se hace mención posteriormente en San Mateo capítulo 2 haciendo alusión a que "llegaron a la casa" donde María, José y Jesús estaban.

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Re:Documentación para el Belén
« Respuesta #104 en: 05 de Septiembre de 2017, 07:54:05 »
2.6.– SITUACIÓN SOCIAL

Geográficamente Palestina tenía dos regiones bien distintas en sus características productivas y culturales.

 

Al norte, Galilea, era región rural y pobre. Desde el tiempo del cautiverio de Babilonia su población estaba compuesta por antiguos israelitas y por los descendientes de los extranjeros que dominaron el país. El suelo era fértil, pero estaba bastante concentrado en latifundios, cuyos dueños vivían en el sur o en Roma.

Judea, en el sur, era un región montañosa, poco apta para la agricultura y, por consiguiente, menos rural. Todas sus actividades se concentraban en Jerusalén, alrededor del templo y del comercio.

La sociedad palestina del siglo I estaba llena de jerarquías y divisiones sociales. Libres y esclavos, circuncisos e incircuncisos, judíos y samaritanos, hombre y mujer, grecoparlantes y no grecoparlantes, ricos y pobres, diferentes sectas o escuelas judaicas,

La mayoría del pueblo vivía hundido en una terrible pobreza. En las aldeas de Galilea existían aún antiguos pequeños propietarios campesinos, que intentaban resistir en régimen de autosubsistencia. Pero tenían que pagar los impuestos. Había muchos trabajadores rurales empleados como jornaleros en los grandes latifundios. Existían además los artesanos del campo, que generalmente trabajaban en cosas sin importancia. Hoy diríamos subempleados. En el idioma arameo se les decía simplemente "carpinteros".

Existía el tributo al Emperador, pagado por todos los habitantes del Imperio, y existía también otro impuesto que sustentaba al ejército romano de ocupación. Así los oprimidos financiaban al ejército que los oprimía. Además de esto, estaba el tributo para el templo y aun el diezmo para los sacerdotes. El conjunto de estos impuestos era muy alto.

 

El jornal diario de un campesino era un dracma o un denario romano, que equivalía de 3 a 4 gramos de plata. Se necesitaban 4 dracmas para tener un shekel (o siclo), la moneda judaica del templo. Cien dracmas valían una mina y 6.000 dracmas equivalían a un talento. Judea debía pagar anualmente a Roma la suma de 600 talentos. Además, estaban los impuestos que quedaban en la propia provincia.

Roma fue poco a poco concentrando tierras, y los campesinos convirtiéndose en "pueblo de la tierra" (am'ahares ), sin derecho a nada y además considerados impuros por la religión oficial.

En Galilea había pescadores organizados en cooperativas, que utilizaban varias canoas.

Además de estas clases sociales, se debe mencionar al esclavo propiamente dicho; esclavo doméstico o esclavo de la gleba.

El griego era la lengua culta y del comercio, el arameo/hebreo era la lengua hablada/escrita y el latín la lengua oficial.


Había enormes ciudades, centros de poder económico, que tenían origen griego o romano y gozaban de bastante independencia. Destacamos las ciudades de Séforis, Tiberíades y Jerusalén. Estas ciudades estaban controladas por mercaderes y gente poderosa que en muchas ocasiones no eran judíos. En el campo la situación era distinta. La mayoría de la población era judía y existía pobreza debido al mal reparto de la propiedad. La situación era difícil.


La familia era muy patriarcal. Un hombre podía tener en casa varias mujeres, con tal de que pudiese alimentarlas, pero no era frecuente el caso. Las mujeres y los niños no tenían libertad o seguridad en este tipo de sociedad.

Culturalmente, Palestina se vio enormemente influenciada por el mundo griego, ya que tras la conquista por Alejandro Magno en el 332 a. C. muchas de sus ciudades fueron gobernadas por sus descendientes primero y por los romanos después. Palestina fue una región en la que confluyeron gran cantidad de pueblos y tribus y dejaron su huella cultural. Recordemos que en un principio, hacia el 1500 a.C., allí habitaban los cananeos, tribu sedentaria, y llegaron tribus hebreas (semitas) de la rama aramea que eran nómadas y se convirtieron en sedentarios. Algunas de estas Tribus fueron las conducidas por Moisés. Se formaron las Doce Tribus de Israel, que quedarían unidas en el Reino de Israel y Judá bajo David (1006 a.C.). Después se separarían y habría dos ramas de reyes, una de Israel y otra de Judá. Los filisteos (palestinos), los arameos de Damasco y los egipcios eran los principales enemigos de los arameos de Palestina. Bajo Joram (852 a. C.) se unifican de nuevo los reinos. En el 587 a. C. ya se habla de judíos, indiferentemente de su procedencia (Israel o Judá) y en este año, siendo rey de Babilonia Nabucodonosor II, Palestina es conquistada y comienza la diáspora (dispersión) del pueblo judío. Después, en el 539 pasaría a dominio Persa bajo Ciro II. Más tarde pasaría a ser conquista griega y después romana. Así pues, es un territorio con enormes influencias.

Religiosamente, el judaísmo era la principal religión de la zona. Era una religión heterogénea, con muchas sectas dentro de sí que diferían en diferentes aspectos teológicos. Los judíos creían ser el pueblo elegido por Dios, que ellos eran la base y que el mesías llegaría con espada en mano para liberar al pueblo de Israel. Había un único Dios que inspiró la ley de los cinco primeros libros de la Biblia y es creador de todo lo conocido. Todo se basa en la obediencia. Dios había pactado con ellos mediante la Alianza y debían cumplir su ley. Jesús rompería todas estas bases de su propia religión…

Las dos sectas principales eran los fariseos y los saduceos. Los primeros basaban su vida en la Thorá, la ley, y se separaban de todo aquel que no era como ellos. Se basaban en la pureza de la religión, el diezmo y la observancia a rajatabla de los mandamientos.


Los saduceos eran los principales adversarios de los fariseos. Ellos eran la espina dorsal de la fe judía conservadora. Diferían con los fariseos en el ritual del Templo, en interpretaciones de la Ley y en la vida diaria. Defendían el libre albedrío del hombre. No creían en la resurrección de los muertos.


Estos dos grupos estaban representados por la clase judía más elevada y poderosa. El Sanedrín (órgano encargado de velar por la religión y la ley judía) estaba compuesto por fariseos y saduceos y el Sumo Sacerdote era siempre de una de las dos sectas. También había escribas de una u otra secta. Así pues eran la clase dominante judía.

Además de estos dos grupos encontramos a zelotas, movimiento de Juan Bautista, Esenios, las hermandades, los sabios y los Amme Ha- Aretz.

El templo era la sede del gobierno (Sanedrín). Era una especie de banco central, además del lugar sagrado del culto. El gobierno estaba constituído así: Roma era la autoridad suprema. Intervenía cuando lo juzgaba necesario. Pero generalmente dejaba a las provincias una cierta autonomía. El delegado de Siria mandaba en Judea a través de un procurador que fiscalizaba la recolección de impuestos y velaba por el orden público.

Localmente quien de hecho gobernaba al servicio de Roma era el Sanedrín, un tribunal de 71 miembros elegidos entre los sacerdotes de las principales familias y otros nobles. El Sanedrín se ocupaba de la justicia y del culto. Era coordinado por el Sumo Sacerdote, nombrado anualmente por los romanos.
Muchos de los miembros del Sanedrín venían del partido de los saduceos. Eran aristócratas, y muchas veces latifundistas. Colaboraban con los romanos. En el plano religioso eran conservadores. Sólo aceptaban de la Biblia el Pentateuco y no creían en la resurrección de los muertos.

La aristocracia sacerdotal (saduceos) estaba constituida por el Sumo Sacerdote en funciones en aquel año y por otros que ya antes habían sido sumos sacerdotes. Participaban también de esta categoría, el comandante, los siete vigilantes y los tres tesoreros del templo. Además, sin pertenecer estrictamente al Sanedrín, pertenecían a la misma aristocracia sacerdotal los 24 jefes de las secciones semanales de los sacerdotes y los 158 jefes de las secciones diarias. El sacerdocio era hereditario; el hijo heredaba del padre la función sacerdotal con la condición de ser hombre, de no estar lisiado y de no tener madre extranjera.
Toda esta aristocracia ligada al templo legitimaba con el poder religioso la concentración en sus manos de las tierras de los pequeños.

Existía además una aristocracia laica, constituida por latifundistas, comerciantes y cobradores de impuestos. En el Nuevo Testamento se les llama "ancianos" o "príncipes del pueblo".

Algunos sacerdotes o seglares unían la función de propietarios de tierra y la de comerciantes. Cuentan, por ejemplo, que Anás mantenía la exclusiva de la venta de los animales que eran usados para los 329 sacrificios diarios del templo.

Los fariseos constituían el segundo partido político importante. Fariseo significa separado. Había varias clases de ellos, algunas más populares, otras más elitistas. Generalmente eran doctores de la ley, hombres religiosos y más abiertos que los saduceos.

Los esenios eran una especie de monjes que vivían en el desierto del mar Muerto en comunidades ascéticas regidas por una regla monástica. Profesaban un cierto mesianismo político y se preparaban para la guerra santa.

El grupo de los zelotas vivía en estado de guerra. Representan el ala más radical de los fariseos. Querían liberar al país del yugo romano y realizar la llegada del Reino de Dios a través de una acción violenta. Así movilizaron al pueblo con promesas de liberación y se organizaron clandestinamente en las zonas montañosas para la lucha armada contra los romanos.

En el plano religioso el judaísmo del siglo I se caracterizaba por dos tendencias bien diferentes: El judaísmo de las comunidades de Palestina era por varios motivos más ortodoxo y conservador. La escuela rabínica más conocida era la de Shammai, que interpretaba la ley de modo rigorista y era muy seguida en los círculos de los fariseos, pero la adoptaban también los saduceos.

En aquella época había más judíos viviendo en el extranjero, en la diáspora, que en el propio país. En la diáspora la escuela rabínica más importante era la de Himmel, que usaba un método más abierto y una interpretación más libre de la ley y de la Palabra de Dios. De hecho, el propio contexto geográfico y social obligaba al judaísmo a adaptarse más a la cultura greco-romana. Esta escuela tenía también muchos adeptos en círculos fariseos.


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