Desde comienzos del siglo XX, la fabricación de juguetes ha sido la principal actividad económica de los municipios que se localizan en el llamado Valle del Juguete (Onil, Castalla, Ibi, Tibi y Biar), en la comarca alicantina de la Foia de Castalla.
Todo comienza en Ibi, con una empresa familiar, Payá Hermanos. Ellos serán los pioneros, los primeros que empiecen a hacer juguetes de hojalata en la comarca (aunque desde hacía varias décadas atrás ya se venían fabricando en Onil muñecas de barro). Durante las siguientes dos décadas, decenas de empresa empezarán a surgir por toda la región, especialmente en Onil e Ibi. Tal es el caso, por ejemplo, de Rico, una de las más importantes y emblemáticas del sector en sus más sesenta años de existencia.
En los años cuarenta y cincuenta, surgirán nuevas y relevantes empresas que harán felices a tantas y tantas generaciones de niños: Juguetes Picó (1942), Injusa (1947), Coloma y Pastor (1949), Joal (1949), Gozán (1953), Juguetes Cayro (1954), Moltó (1955), Feber (1956)... Sin embargo, la década de los años 50 vendrá marcada por un hecho trascendental para el futuro de la industria del juguete en la comarca: el nacimiento de Famosa (Fábricas Agrupadas de Muñecas de Onil, S.A.).
El 23 de Febrero de 1957, veinticuatro fabricantes de Onil -la mayoría, pequeños talleres artesanales de muñecas-, deciden asociarse y crear una estructura capaz de afrontar la inversión necesaria para renovar su maquinaria y así poder trabajar con ese nuevo material que había surgido unos años antes y estaba revolucionando el sector: el plástico. El capital inicial de Famosa será de 21 millones de pesetas, y su primer Director General, Isidro Rico Juan.
En los años sesenta, la nómina de empresas jugueteras emblemáticas sigue creciendo: Berjusa, Toyse, Vicma, Guisval, Mira, Guiloy, Palau Hermanos, Obertoys, Juguetes Chicos… En algunos casos, como los de Berjusa, Toyse o Vicma, sus fundadores eran antiguos socios de Famosa que habían decidido ahora emprender la aventura por separado. Se calcula que para esa década había cerca de 700 empresas de la comarca dedicadas, total o parcialmente, a la fabricación de juguetes.
Volviendo a Famosa, muy pronto algunas de sus primeras muñecas tendrán muy buena acogida, como Güendolina (1958), Paulova (1958) o Pierina (1959). Pero, desde luego, nada comparable con lo que diez años después sucederá con otra de sus muñecas: Nancy. El éxito será impresionante y en unos años alcanzará varios millones de ventas. Posteriormente, llegarán Las Barriguitas (1969), Lesly (1976), Nenuco (1977) o los Pinypon (1983), otros grandes hitos en la historia de la juguetera onilense.