No estoy de acuerdo contigo Martín. Va de eclesiásticos, pero ¡menudos eclesiásticos!
Esos cinturones parecen reales y enriquecen a unas figuras ya de por sí carismáticas, lo que tiene aún más mérito. Mis preferidos siguen siendo los monjes de los extremos, creo que son lo de lo más bonito que ha hecho Playmobil siempre.