Al fin veo, don Laszlo que entra usted en razón, no esperaba menos de usted, la verdad sea dicha.
He de confesar que ha sido usted muy duro negociando y muy firme en no avenirse a mis muchas y sesudas razones, caso termina con la décima parte de mis argumentos más convincentes.
Igual que le he pedido, con toda humildad y por justísimo cambio, ese tren de Oeste -que aunque usted no lo posea puede comprarlo en un pis pas- igual me conformo si usted me ofrece por los cinturones simplemente un gracias, que para mí ambas cosas son del mismo valor por ser vos quien sois.
¿Hay trato pues?
¿Se los mando y me da las gracias o me manda el tren? Eso lo encomiendo a su gusto. Si hay trato, hay trato, yo solamente quiero una cosa que tenga igual valor para mi que lo que le entrego, es de justicia.
Atte.s.s.s.