Las largas marchas en campaña de los grandes ejercitos del siglo XIX se hacían preceder por un grupo de hombres, llamados gastadores, que preparaban el terreno talando bosques y tendiendo puentes, es decir, desgastando el terreno para dejarlo en condiciones optimas para el avance de los cientos o incluso miles de hombres que formaban el contingente.
Estos soldados, robustos y de gran resistencia fisica, se caracterizaban por lucir una poblada barba, sus abultados gorros de pelo, sus terribles y afiladas hachas, y el delantal blanco que llevaban.