Hace ya unos años, cuando comenzaba yo mis primeros pasos por Internet se creó un chat en Hotmail llamado El Viejo Castillo, dicho chat dió lugar a una nutrida comunidad de aficionados a la historia, a la Edad Media, a la fantasía medieval, a la recreación histórica virtual, a la recreación de espacios de fantasía épica... eran años de gran ebullición del tema pues por un lado estaba en pleno auge Los Pilares de la Tierra y los estrenos cinematográficos de El Señor de los Anillos.
Todo ello contribuyó a juntar y dar vida a un chat bastante especial, en el que estaba desterrado el "ola que ases", la vulgaridad imperante en otros chat del mismo canal y ciertas formas de actuar que imprimieron carácter a aquel lugar.
El grupo de chateadores dio lugar a un grupo o foro, entonces llamado comunidad en Hotmail, y hubo que establecer reglas de organización, todo ello dio unos años magníficos y maravillosos que la mayoría de los que los vivimos recordamos con cariño, de allí surgieron muchas cosas, inclusive parejas y matrimonios de los cuales algunos aún perduran. Sobre todo allí surgieron amistades que todavía son sólidas y persisten.
Aquella experiencia me marcó tanto que en la red nunca he sido yo, ni poseo cuenta de correo, ni perfil de Facebook, siempre todo ha estado dominado por el avatar y nick que entonces nació, de hecho hasta la forma de expresarme y escribir en Internet está impregnada de El Viejo Castillo.
La filóloga Pura Salceda y el periodista Andrés Aberasturi se interesaron por el idioma y el uso del lenguaje en los chats y fruto de ello fue un libro conjunto sobre el tema que titularon "Hola, de dónde eres?" en dicho libro se hacían eco de la singularidad de nuestro chat.
Pero los tiempos cambian y más en esto de las comunicaciones e Internet, así que la división del "cuasi monopolio" de Hotmail les llevaron a deshacerse de los chat y de las comunidades, pronto casi todos los canales de chats caerían en desuso por la aparición de otros sistemas de comunicación como quedó obsoleto en Messenger en favor de Skype, etc.
Por cierto que esto que cuento que parece tan lejano sólo pasó a partir de 2001, vamos hace unos días.
Tal vez por nostalgia, tal vez por el vivo y grato recuerdo que guardo de aquellos años, mi homenaje a aquello ha sido hacerlo sobrevivir en mis queridos clicks. Los que me conocen saben que lo mío no es el medieval fantástico, pero la excepción a esta regla es este pequeño resquicio en mis colecciones de Playmobil.
Aquí voy a ir narrando la historia, buena parte de ella ya fue contada en Playclicks, pero como pienso seguirla y para que tenga sentido lo primero será traer aquellos capítulos hasta aquí para poderla continuar.
Atte.s.s.s.
PS/ Por cierto que el escudo que se diseñó para aquella Orden estaba inspirado en el de los clicks del Dragón Amarillo.