Autor Tema: Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos  (Leído 1644 veces)

Desconectado playdalai

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El tambor de los blanquillos
Autor: Conde de Rosacapilla





































Desconectado Jabripac

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos
« Respuesta #1 en: 13 de Febrero de 2018, 16:16:15 »
Un diorama muy interesante.

Me gusta el torso que llevan los soldados. Bonita combinación de colores.

Saludos.

Desconectado jesus_valencia

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos
« Respuesta #2 en: 13 de Febrero de 2018, 20:44:25 »
Este es espectacular y no lo conocía.

Muchas gracias por las fotos.

Un saludo

Jesús

Desconectado Conde_de_Rosacapilla

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos
« Respuesta #3 en: 13 de Febrero de 2018, 22:24:07 »
Muchas gracias por sus comentarios, hoy ya he contado dos de las leyendas que representaban otros dioramas, para otro día dejaré la del tambor de los blanquillos, una historia de amor y celos.

Atte.s.s.s.
Verde, que yo te quiero verde.

Desconectado jesus_valencia

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos
« Respuesta #4 en: 14 de Febrero de 2018, 06:48:37 »
Estimado señor Conde, espero con ganas está leyenda.

Reciba un cordial saludo

Jesús

Desconectado Conde_de_Rosacapilla

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos
« Respuesta #5 en: 25 de Agosto de 2018, 02:25:09 »
¿Creyeron ustedes que me había olvidado? Pues no, no lo hice.

Hablemos del asunto.

Mari Rosa

Lo de Mari Rosa, una bellísima alcalaína del siglo XVIII, ¿fue leyenda o realidad? Que más da... Simplemente una trágica historia de amor y celos entre dos jóvenes.

La hermosa quinceañera  tiene el porte de una dama y la altivez de una aristócrata, aunque en realidad es una pobre tejedora, honrada y hacendosa, que, al quedar huérfana en su cercana infancia, ha sido recogida por su madrina. Ella sueña con un pretendiente que la saue de la humildad en que vive sumida. La madrina desea para ella un hombre de posición anque remotamente fantasea con la posibilidad de un buen partido.

Las guarniciones militares de la spoblaciones no solían ser fijas. Tras permanecer un tiempo en un lugar, se trasladaban a un nuevo destino. A Alcalá la Real había llegado un nuevo regimiento. El reciente caambio en la uniformidad militar ha aguzado el ingenio y la ironía popular. A los soldados se les conoce por "los blanquillos", a causa del color de su uniforme.

Entre la tropa vienen nuestro protagonista masculino: es el tambor, un veterano con diez años de servicio pese a su juventud. Siente profundamente la vida militar, en la que ha encontrado el afecto e ideales que le han servido para cubrir el vacío de su origen expósito y de u malograda infancia en un hospicio. Sevillano vivo y alegre, gracioso, tunante y bien plantado, así era Juan Vicente.

Misa temprana en Consolación. Acude a ella el tambor de "los blanquillos". En el pie de la iglesia humede sus dedos en la pila de aggua bendita, y, cuando se dispone a santiguarse, encuentra frente a él a Mari Rosa. Sin pensarlo demasiado, el simpático trianero, en un auténtico juego de manos, convierte la santiguada en un beso soplado, guiño incluido, que lanza con salero a la joven. Se tambalea su talle, aunque las dotes artística sfemeninas la llevan a mostrar una indiferencia cómica. Es el flechazo.

Son las fiestas de la aldea de Santa Ana y a celebrarlo ha acudido Mari Rosa. En uno de auqellos corros está con su madrina. Todos se rinden ante su fuerte atractivo. Ella es centro de atención y al corro se van uniendo mozos, maduros y ancianos.

Abriendose paso entre unos y otros, charlando animosamente, contando o inventando historias, con la gracia y desenvoltura que le caracteriza. Los presentes no saben dónde acudir si a él o a ella. Los dos son polos de atención y envidia.

Una vez más el ardor de la tierra y la serenidad de la noche son testigos de una declaración de amor, con una música ambiental de perdices y jilgueros y un aroma penetrante de tomillos y jarales.

En la noche veraniega ha dado comienzo una relación amorosa que no concluirá felizmente.

El enamorado acude a la reja. El diálogo es cándido y torpe; a veces pasional y doloroso. Cuando el varón marcha la señora anima a la niña y la felicita por su buen papel en el encuentro. Está seura de que el simpático militar está cayendo en la redes.


La noticia ha corrido por la población como una centella,. Ya ha caído la orgullosa tejedoras. Lo ha dicho una vecina, la cual ha ampliado la noticia añadiendo de su cosecha unas caricias y unos besos... Y así corre el bulo desagradable entre los alcalaínos. El honor de la niña está en entredicho.

Siguen otras noches y nuevas citas en la ventana. También se ha fijado en la niña un capitán del regimiento. La madrina es ci
consciente y se plantea la posibilidad de hacer un cambio de pretendiente. El oficial tiene más porvenir. Mari Rosa se niega ycomo muestra de su decisión se deja ver con Juan Vicente por la calle, en la iglesia, el el paseo, haciendo alarde de un noviazgo formal.

El viento arreció. La envidia, el chismorreo, la calumnia, y, por si fuera poco, los malos consejos, van a acabar con el romance. Nuevos rumores nacidos de la proopuesta de la madrina corren asegurando que Mari Rosa se enrtiende con dos a la vez.

El capitán, a quien llaman "Metralla", es un auténtico mal nacido. Vanidoso y tenorio ha dejado correr el chisme, resaltando así su supuesta hombría.

Una vulgar rencilla de novios srá el comienzo del fin. Una frase de Mari Rosa en la que acusa al sevillano de no saber amarla como la haría un oficial va a llevarles al distanciamiento, cosa pasajera en circunstancias normales. Pero los pocos años de ella, la presión familiar, las conveniencias de una posición social, desembocarán en la ruptura del noviazgo.

El tambor de "os blanquillos" se siente herido prifundamente. No puede comprender lo que ha sucedido. Nota que la gente se rie de él. Los celos le hacen sospechar.

Consolación. Durante la misa él clava sus ojos en ella, como tantas veces, sin encontrar respuesta. La mirada de Mari Rosa se orientaa otro rincón. ¿Quien la recibe? ¡Oh, Dios, no puede ser! ¡El capitán "Metralla"!

A la hora de la revista, la tropa es formada en el paseo. En el cuerpo de guardia Juan Vicente comprueba que el capitán le ha negado la salida nocturna. En una imaginaria de espectros, imprecisa y siniestra, el soldado decide escapar.

En la ventanilla del hogar de Mari Rosa se adivina un pequeño resplandor. Se acerca a ella y comprueba la verdad de su desgracia: el capitán y la niña, abrazados, en el interior de aquella habitación destartalada. No ha consuelo para su corazón maltrecho. La exaltación y la demencia se apoderan de él.

Con el mosquete que lleva encima golpea el postigo consiguiendo abrirlo. Se oyen dos gritos, de hombre y mujer, y un disparo certero. Por el suelo cae rodando el capitán.


Juan Vicente se entrega al oficial de guardia. Es acusado de asesinato e interrogado. "No me arrepiento. Yo le herí en la frente y él a mi en el alma." Es uan cuestión de honor, entrega su espada y es encerrado en un calabozo.

Se prepara el consejo de guerra. La disciplina es cosa ferrea y dura entre los militares. No se puede permitir que un soldado asesine a un oficial. Concluido el sumario se celebra el juicio, tras oír misa los jueces. La sentencia es clara: a muerte.

El pelotón de fusilamiento se dirige hacia el Coto, con un estruendoso repique de tambores.

Se inicia la procesión. El Cristo del Perdón de los Ahorcados sale de la iglesia de kla Veracruz, acompañado de las banderas y estandartes de las cofradías. Tras ellos Juan Vicente lleva un crucifijo en las manos.

En la cruz del Coto, que hoy se conoce como la del tambor de "los blanquillos", se detiene la comitiva. Quieren vendarle los ojos pero se niega. Levantando su mirada al cielo, Juan Vicente, aquel gallardo soldado trianero, tambor de "los blanquillos", cae al suelo, sembrando para siempre un relatio de amor que florece cada primavera por la fiestas de la Cruz de la Rosa y Ecce Homo.

¿Qué fue de Mari Rosa? Dicen que no llegó a vieja. Murió pronto, abandonada y despreciada, con una amargura que le oprimió el resto de sus días.

Atte.s.s.s.


Verde, que yo te quiero verde.

Desconectado jesus_valencia

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos
« Respuesta #6 en: 25 de Agosto de 2018, 06:05:02 »
Muy agradecido por la leyenda.

Muchas gracias estimado Señor Conde

Un saludo

Jesús

Desconectado playdalai

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los...
« Respuesta #7 en: 25 de Agosto de 2018, 14:28:19 »
¿Creyeron ustedes que me había olvidado? Pues no, no lo hice.

Impresionado me dejas.

Desconectado Finnegan

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Re:Los clicks conquistan Alcalá la Real (Mayo 2012): El tambor de los blanquillos
« Respuesta #8 en: 29 de Agosto de 2018, 12:47:36 »
Bonita historia Miguel, aunque con final trágico. Gracias por contarla  ;)

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