Las tropas francesas del Fuerte Pasquinel En esta ocasión no sólo vamos a analizar una fotografía, sino que la vamos a poner en comparación con una foto típica de diorama, una que todo el mundo puede hacer.
Lo normal en un diorama es hacer fotos amplias, que recojan todos los muñecos que tiene el diorama o fotos algo más específicas, pero igualmente con cierta distancia y desde una perspectiva alta. La perspectiva normal de hacer fotos, estando de pie. De este modo, sirve de ejemplo la fotografía anterior, en la que se pueden ver todos los soldados en línea de a dos.
En general, equitativamente enfocada, sin zonas de desenfoque, más que ligeramente los primeros soldados de la línea. Esa distancia y perspectiva elevada de la que hablamos hace que, en mi opinión, sea una imagen que transmite poco en el sentido de trasladar al espectador a la escena. Es buena para representar lo que se ve en el diorama: un grupo de soldados franceses, uniformados de blanco, marchando junto al muro del fuerte. No transmite más, sólo describir lo que tiene el diorama.
En contraposición, tenemos la otra imagen. Lo primero que notamos de diferencia es la perspectiva, más baja, a nivel del suelo del diorama. Un punto de vista a la altura de los muñecos, como si fuera la visión de uno de ellos. Se pueden ver elementos cercanos, como los matorrales y los últimos soldados de la línea; y más lejanos como el oficial a caballo, la bandera y demás elementos más allá. Existe por tanto una gran profundidad de campo en la que no sólo se aprecian los soldados marchando y el muro del fuerte, como en la imagen anterior, más plana y sin apenas recorrido de vista, sino que existe una continuidad, una profundidad que hace que el ojo, nada más ver la imagen, recorra la línea de uniformes de atrás hacia delante.
Así, relacionado con esto, pasamos a hablar de la nitidez, el enfoque selectivo. Sólo están nítidos los soldados del centro de la línea. Los fusiles, bayonetas, brazos uniformados y sombreros de los soldados de la zona media del grupo y, a su vez, de la zona media de la imagen. Esto, como ya sabemos, hace que el espectador, donde primero centre la mirada sea en este punto. Tras eso, la mirada recorre la línea de hombros blancos y puños rojos de los soldados hasta llegar a la bandera, que pese a estar desenfocada, ocupa una espacio importante de atención dentro de la imagen.
En mi opinión, esta es una imagen que transmite mucho más que la primera. Transporta al espectador y le hace sentirse dentro de la escena, como si estuviera allí o como si lo estuviera viendo en una película y fuera un fotograma pausado. No pierde la función que tenía la primera de representar los uniformes y poder apreciar lo que hay en el diorama, sino que además de ese cometido, hace que quien vea la imagen piense que realmente están marchando y en movimiento hacia delante. Es más, al estar a la altura de ellos a la hora de tomar la foto, se puede conseguir un mayor nivel de detalle que con la primera imagen.