Segunda escena.
El jinete de la Muerte pasea por la misma plaza de la ciudad, llevándose el alma de cuantos puede. La gran peste negra asola y diezma la población.
Las carretas recogen los cadáveres de los que cada día fallecen, sellan el pozo pues creer que el agua está contaminada. Tabican las casas de los contagiados para que la enfermadad no se propague, algunos abren boquetes en los tejados para alimentar por ahí a los enfermos y que no tengan que salir de sus viviendas ni nadie entrar en ellas.
Tañen las campanas a muerto.
Siniestas figuras transitan por las calles, son los "médicos" de la Peste.
Desesperados algunos vuelven sus miradas hacia la iglesia en busca de ayuda sobrenatural, creen que sólamente de ahí les vendrá la ayuda y por eso en sus puertas se situa el jinete de la Victoria.
Atte.s.s.s.