La Conquista del oeste.
Dragones de Cuera. Cuando hablamos de la Conquista del Oeste siempre nos viene a la cabeza las películas del oeste americano que veíamos de pequeños.
Nada más erróneo que creernos que el descubrimiento y colonización de esas tierras, mitad vírgenes y mitad de los indios, fue llevado a cabo por los hombres blancos anglosajones. El error parte porque es difícil descubrir unas tierras que ya estaban descubiertas y colonizadas por los españoles bastantes años antes de que ellos llegaran.
Aquellas lejanas tierras fueron parte del virreinato de Nueva España, abarcaban hasta los que es hoy la frontera con Canadá. Aún son comunes y populares los nombres de Texas (Tejas), Los Ángeles, San Francisco, Madrid, Las Vegas, Colorado, Rio Rojo, Nevada, Arizona, El Álamo, San Antonio…
Los colonizadores de aquellas tierras extensas fueron los auténticos pioneros, que se integraron y convivieron pacíficamente durante muchísimos años con la mayoría de las naciones indias.
Las tropas que se encargaban de la vigilancia de aquella remota frontera en América del Norte se las conoció como Dragones de Cuera, nombre que proviene de una prenda que llevaban los soldados encima del uniforme, se trataba de una especie de chaquetón largo, sin mangas, confeccionado en cuero y con hasta siete capas, altamente útil para la protegerse de las flechas de los enemigos, también estaban dotados de una espada larga, ancha, lanza, pistola, fusil y un escudo, adarga a la usanza árabe (dos óvalos superpuestos), o rodela.
Los cuarteles o fuertes sobre los que se establecían estas tropas se llamaban presidios y la mayor parte de ellos dieron lugar a las ciudades del Lejano Oeste. El nombre de presidio no era nuevo en la nomenclatura militar española, las guarniciones del norte de África ya lo usaban, así como en otros muchos lugares.
Muchas labores tenían estos soldados de frontera además de las guardias; patrullas para vigilar estos extensos territorios; cuidado de los caballos y todo lo que ello conllevaba: cría, doma, equitación, herraje, etcétera; cada soldado estaba encargado de cuidar de seis caballos, un potro y una mula. Por lo que la introducción de los caballos en América del Norte fue obra de los españoles.
Las banderas que llevaban estas tropas eran la Cruz De San Andrés o los cuarteles de Castilla.
Muchas tribus se habitaban esta extensa tierra, algunas de las cuales aceptaron a los nuevos colonos españoles, sus costumbres y religión.
Intercambiando con los españoles productos por caballos y así aquellos indios aprendieron a montarlos para desplazarse y combatir cambiando sus formas de vida, hasta llegar a ser una de las caballerías más famosas del mundo.
Apaches, Sioux y Comanches fueron tribus que combatieron principalmente contra las tropas presidiales españolas siendo los comanches los más belicosos, caracterizándose por ser muy sanguinarios en combate sin dar cuartel al enemigo, cosa que ellos tampoco pedían. Estas tribus se dedicaban a robar sobre todo caballos que luego vendían a los franceses de Canadá a cambio de armas.
Para finalizar conviene recordar que el muy afamado héroe de Pensacola, don Bernardo de Gálvez, había sido capitán de este cuerpo de frontera. Años después regresaría como Gobernador de la Luisiana y escribiría la página más gloriosa de su biografía reconquistando La Florida.