Tenía pensado ir al Lidl a ver los blisters que salían a principios de enero, pero la Filomena me rompió los planes, jejeje. El caso es que a la semana siguiente de la nevada, como siete días después, me acerqué a uno de sus centros sin mucha esperanza de que aún estuvieran a la venta. Y la verdad que tuve una suerte enorme, pues solamente quedaban unas diez unidades, todas del mismo modelo, y justo el único que me interesaba comprar.